Escapando de un mal amor. Capítulo humillada
Luciana quería contárselo a su esposo.
El resultado ardía en su bolso como una chispa viva, palpitante, latiendo al ritmo acelerado de su corazón. ¡Estaba embarazada!
Pero no… aún no era el momento.
Deseaba que Octavio lo supiera en un entorno especial, donde la felicidad pudiera expandirse como un fuego cálido entre todos.
Quería que fuera durante la fiesta, que la noticia se convirtiera en una celebración, un regalo para todos.
Una explosión de alegría, una nueva vida en medio de tanto caos.
Se miró en el espejo y acarició suavemente su vientre todavía plano, sonriendo con ternura.
—Además… Paulina también está embarazada. Nuestros hijos crecerán juntos. ¡Vamos a compartir este milagro! —susurró para sí, mientras una lágrima de felicidad se deslizaba por su mejilla.
Cuando Octavio llegó esa noche, Luciana corrió a abrazarlo con la misma emoción de una niña pequeña que guarda un secreto hermoso. Lo besó con dulzura, conteniendo su entusiasmo.
—¿Estás listo para la fiesta de mañana,