La única razón por la que había aceptado hablar con Denser y Ophel era porque necesitaba saber sobre Tomas. Aunque fuera la cosa más mínima. Solo ese deseo hizo que me levantara de la cama y me pusiera una bata encima.
No me sentía como yo misma. Todo era irreal.
Estos días se sentían como si estuviera fuera de mi cuerpo y como si solo una pequeña parte estuviera todavía sujeta a él. La parte que esperaba a que Tomas llamara. Todo lo demás era dolor.
Dioses, estaba tan perdida. Totalmente perdida.
—Verona.
Parpadeé en dirección a los chicos haciéndoles saber que los escucho. No observé durante mucho tiempo a Denser, hacerlo me hacía pensar en ese día horrible. Mi atención fue puesta sobre Ophel, traía muletas y una expresión de horror en su rostro.
Mi aspecto no debía ser bue