Alexa

Ya me había dado cuenta de que las cosas podían cambiar de un momento a otro, pero jamás me imaginé que nos pasaría a nosotros. Corría con todas mis fuerzas, lo más rápido que mi cuerpo podía dar. En mi cabeza iba pensando en miles de cosas que pudieron suceder. Cuando por fin llegué hasta donde se encuentra, veo que uno de sus compañeros lo está ayudando a ponerse de pie. Cuando trato de entrar al jardín, me lo prohíben. Él voltea a verme y me sonríe para tranquilizarme, pero no puedo estar tranquila si él no se acerca a mí y me dice que está bien. El pitcher sonríe de lado; eso solo significa una cosa: que fue intencional. El hombre que me está deteniendo me mira a los ojos, trata de sonreír, pero su sonrisa apenas es una línea.

—Lo lamento, sé que estás preocupada, pero está bien. La pelota pegó en el casco y salió volando. Ve a tu palco; cuando termine el juego, él irá contigo.

Yo lo miro molesta y coloco mis manos en la cintura. O sea, que ese idiota seguirá jugando. ¿Se h