Ante el fuerte gruñido que hizo temblar todo el piso Aidan pestañeó varias veces y alzó una ceja. Vaya, esto era nuevo.
-¿Lucian, de seguro te sientes bien? Estás muy extraño hoy- cruzó los brazos delante de su pecho- Y no me gruñas así, estoy a tu lado, no del otro lado de la manada-
El alfa se giró con el ceño fruncido y la punta de sus colmillos sobresaliendo del borde de sus labios.