Xana caminaba en dirección a la tienda-taller de ropa con mejor ánimo que otras veces. Las cosas estaban fluyendo y había una cosa en la que Celeste, la humana que la había acompañado aquella vez no se había equivocado. Uno se acostumbraba rápido a la manada.
Ella quizás no había salido tanto de la casa del alfa, recorrido la manada, o interactuado mucho con los demás, pero se sentía mucho más cómoda aquí que en todo el tiempo que había pasado en el pueblo.
Una leve sonrisa apareció en su rostro o eso creía ella, porque su sonrisa era realmente tan llamativa que los lobos a los que pasaba por al lado se quedaba mirándola, de por si las pocas veces que la veían ella estaba muy serio, así que su aspecto relajado y radiante llamaba la atención.
-Buenas- saludó apenas llegó a la tienda.
-Hola Luna- una de las empleadas la saludó, y Xana la miró pestañeando extrañada.
-¿Luna?
-Oh, Luna- esta vez fue Celeste la que salió apenas escuchó que había llegado.
-Espera, porqué me llaman Luna.
Las