La tenue luz del sol se filtró por la ventana eso fue lo que me despertó, al abrir los ojos note que Alos no se encontraba en la habitación.
Seguramente se habrá ido a media noche sin hacer ruido.
Suelto un gran bostezo, mire el reloj eran las seis y cuarenta y cinco de la mañana, fui al baño a cepillar mis dientes aún estaba somnolienta abrí la puerta del baño y me encontré con una gran sorpresa Alos estaba de espalda completamente desnudos
—¡AHHHH!—di un grito ahogado
Me volteé rápidamente
—¿No te enseñaron a tocar?—refunfuño
Cerré la puerta y guarde silencio qué pena había visto sus pompis me reí para mis adentros, si que tiene pompis de futbolista, redonditas y acolchonadas
Salió del baño con el cabello húmedo y la toalla rodeando su cuello.
—Eres una mal educada, fisgona— se pasó la toalla por el cabello
—¿Qué? Estoy en mi casa, en mi cuarto, iba a entrar a mí baño, el mal educado, confiado eres tú—proteste
El se encogió de hombros—Querías verme desnudó—dio un paso hacia mi