Capítulo 12.
Agnes West Black.
Parpadeé repetidamente para enfocar mi vista en la criatura que está sobre mis piernas, y cuyo ronroneo me sacó de mis pensamientos. Me siento con una gran energía, como si el dolor fuera drenado de todo mi ser. Es como si estos no existieran para mí. Mi rostro, aún mojado por las lágrimas que derramé, era la prueba de que el dolor estaba en mí. Pero al tocar a la bestia, estos fueron eliminados.
Veo cómo parece dormir, y yo recuerdo cuando la vi.
Flashback.
Mi grito fue opacado por la bestia. Enfrente de mí había una cosa monstruosa. Sus colmillos eran largos, y a simple vista, estos cortarían lo que fuera. Sus ojos eran de un intenso rojo sangre, su pelaje estaba negro como la noche misma, su cuero era como el de un lobo, pero mucho más grande que el de uno. Sus garras eran tan grandes que con un solo zarpazo te romperían en pedazos. Su cola era como la de una serpiente, con un aguijón muy puntiagudo. Parecía un lobo, pero este daba mucho miedo.
La mu