Capítulo 03 “Prisionero”

—¡No, no acepto que ella esté viva! —Carlota tiró al suelo todo lo que había en su camino, estaba histérica por la noticia de que su hermana estuvo viva durante estos años y había vuelto.

—Es la nueva presidenta en la compañía. —mencionó Brent cabizbajo, ella volteó a verlo con sus ojos abiertos y petrificada.

—¿Qué? —ya la noticia había sido oficial, como lo habían predicho el día de ayer en la reunión. Brent había quedado fuera y no tuvo más opciones que aceptar un nuevo cargo de bajo rango, y por si fuera poco, tendría que ajustarle cuentas a ella de todo.

—Como escuchaste, Sally volvió para vengarse de nosotros, y todo por tu m*****a culpa, por haberle ocasionado ese accidente. ¡Ella estaba embarazada de mí, Carlota, y perdió al bebé en ese accidente que tú ocasionaste! —le gritó en la cara enfadada. Ella enarcó su ceja y lo empujó con molestia.

—No me culpes a mí solamente, te recuerdo que tú estuviste de acuerdo conmigo, eres tan culpable como yo, y los dos estamos metidos en esto. Fue tu idea tenderle esa trampa y hacer que se acostara con otro, tú lo contrataste. Y cuando te dije que la quería muerta no hiciste nada para impedirlo, lo que te hace responsable igual. —dijo apretando sus dientes. Carlota no iba a permitir que el regreso de Sally arruinara su vida.

—¿Eres consciente que con su regreso nuestro matrimonio queda anulado? —aquello hizo hervir la sangre de Carlota.

—Entonces procede a divorciarte de ella, porque yo no pretendo renunciar a ti.

—Quizás sería la mejor oportunidad de terminar nuestra relación. Nos odiamos.

—¡No! —expresó—. No me voy a separar de ti, Brent. Podre ser una mujer muy complicada, y puede que en estos últimos tiempos he sido muy obstinante contigo por mi comportamiento, pero eso no cambia el hecho de que te amo.

—No seas hipócrita, nunca me has amado. Tú envida por ella, te llevó a enredarme y hacerme separar de ella.

—Qué cobarde eres, Brent. Muy valiente para ser infiel, pero un cobarde para admitir tus errores y tus propias decisiones. Nunca te obligué a estar conmigo. —él no emitió ningún comentario, de cierta forma Carlota tenía razón, él tomó sus propias decisiones y no podía huir de ellas tan fácil.

—La sigo amando a ella, Carlota. —le confesó, pero ella no iba a dejar que Sally le arrebatará a Brent.

—Escucha —sostuvo su rostro y lo miró a los ojos—, no la amas, Brent, lo único que te hace creer que la amas es porque tienes remordimiento de conciencia y te arrepientes del accidente, es todo. Me amas a mí, y eso me lo haces saber cuando hacemos el amor, nuestros cuerpos se conectan y nuestros corazones brincan de felicidad. Luchamos mucho para estar juntos y amarnos en libertad, no permitas que su regreso te afecte. —lloró frente a él.

—Tú me haces suponer que no me amas, que estás conmigo por interés.

—¿Interés? Ella te ha quitado la presidencia de tu compañía, y aun así no me he ido y estoy aquí pidiéndote que te quedes conmigo. Te voy a ayudar a recuperar tu puesto, como tu esposa te ayudaré en todo lo que ella pretenda quitarte, mi amor. —Brent se dejó envolver por los brazos de Carlota, mientras que ella ladeó sus labios sin que él la mirase.

Sally entró en la oficina que ahora será de ella, allí miró a Brent a recoger sus cosas para mudarse a otro piso más abajo. Esa escena la llenó de satisfacción, su regreso había comenzado muy bien.

Caminó en dirección a él y recogió del escritorio un porta-retrato con una foto de él y su hermana, luego desvió su vista hacia él y lanzó la foto en la caja que estaba en suelo.

—Te estaba faltando eso. —dijo sonriente.

—¿Lo disfrutas? —preguntó él con voz suave.

—¿Qué cosa?

—Esto, verme salir de mi oficina con la cabeza baja. —Sally hizo un gesto, despreocupada.

—No, ¿cómo crees? Sé cuanto has trabajado por esta compañía, te recuerdo que yo te apoyé en muchas oportunidades cuando era tu esposa.

—Eres, porque no estás muerta.

—Por desgracia para ti y mi hermana no. En fin, como te seguía diciendo. No tienes nada de que preocuparte, te doy mi palabra que la empresa está en buenas manos y haré lo imposible posible, conmigo tendrá un éxito inigualable. —susurró aquello último cerca del rostro de Brent.

—¿Por qué volver ahora y no antes? —ella le dio la espalda, y por sobre su hombro miró.

—Porque estuve tres años en un coma, y cuando desperté tuve que someterme a terapias, no tenía muchos recuerdos, y poco a poco los fui recuperando. Solo tenía uno, uno que me motivó a recodar más de mi vida. ¿Quieres saber cuál era ese recuerdo? —Volteó a verlo—Aquel donde te escuchaba a ti y a mi hermana hablar en tu despacho de lo que me habían hecho. —ella respiró suave para no demostrarle que seguía doliéndole.

—Vengándote no te va a ayudar en nada. —Sally se rio frente a él.

—No lo hago para que me ayude a aliviar algún dolor o para olvidar el pasado, lo hago por diversión, por el placer de verlos a los dos estremecerse y saber que el suelo donde pisan, mi presencia lo hace temblar.

—¿Por qué no solo nos denuncias? Estoy dispuesto a recibir mi castigo. —caminó alrededor de él, posó sus manos en sus hombros y Brent sintió como una corriente eléctrica invadía su cuerpo al mismo tiempo que el miedo lo hacía.

—Eso sería fácil y sencillo… —calló en el momento que Carlota entró a la oficina, Sally se mantenía detrás de Brent con la sonrisa en su rostro.

—Tú. —dijo Carlota.

—Yo. —respondió Sally al momento de deslizar sus manos por los brazos de Brent.

—Aléjate de mi esposo. —el rostro de Carlota se había tornado rojo, sus manos se mantuvieron empuñadas y temblorosos de la ira que experimentaba su cuerpo. Ver a Sally después de siete años le resultaba una molestia, un fracaso.

—Mi esposo, Carlota, no estamos divorciados, y el compromiso de ustedes automáticamente queda nulo. Lo que quiere decir que… deberás a ir mi casa, recoger tus cosas y marcharte ya mismo, porque esta misma tarde, volveré a mi hogar. —tanto Carlota como Brent se sorprendieron.

—¡No, no puedes volver!

—Sí, si puedo, y Brent no se opondrá, a menos que quiera perder todo lo que le queda por adulterio, cómplice y planeador de mi accidente y mi violación de aquella noche. Algo a lo que dudo y quiera someterse, ¿cierto? — lo contempló a él, Brent no tenía palabras para defenderse, estaba hasta el cuello.

—Brent —lo llamó carlota buscando apoyo en él—. ¡Brent!

—Si te vas con ella pierdes todo, si te quedas en la casa hasta que yo decida cuando dejarte en libertad, seguirás conservando parte de tu riqueza. Te pongo dos opciones muy fáciles, tú eliges. Eres bueno tomando decisiones, ¿no es así? —Sally estaba poniendo de cabeza la vida de ambos.

—¡No puedes dejarme, mi amor! ¡Brent, no la escuches! —Le gritó Carlota—. Brent, no dejes que manipule tu mente, hablamos ayer, mi amor, juntos vamos a levantarnos y la enviaremos a ella de nuevo a su cueva, esa de donde nunca debió salir. —Brent estaba congelado, con sus ojos clavados en los de Sally.

—Hemos despertado el peor sentimiento en una mujer. —susurró que solo Sally logró escuchar.

—Dile que se vaya, que recoja sus cosas y abandone mi casa, si te niegas haré una llamada que será tu condena, perderás todo tu dinero, compañía, hogar y tu poca dignidad. Jamás debiste traicionarme. —él miró a Carlota, estaba vuelto un mar de confusiones, no deseaba que Carlota se marchará, su conversación con ella ayer lo hicieron revivir viejos sentimientos, pero tampoco deseaba continuar enojando y tentando al diablo frente a él. Ya había sido suficiente con que lo revocaran de su cargo para ahora provocarla y hacer que le arrebataran todos sus bienes.

—¡Brent! —Carlota estaba desesperada, por primera vez Sally infundió el pánico en ambos.

—Carlota, ve a casa por tus cosas y lárgate. —le dijo sin tener la valentía de mirarla a los ojos.

—¿Cómo? —musitó ella con lágrimas corriendo por sus mejillas.

—Como escuchaste, hermana. —Carlota pretendió tomar por sorpresa a Sally quien estaba de espalda a ella, pero Brent la detuvo protegiendo así a su esposa. No lo hizo por generosidad, lo hizo porque sabía muy bien que ahora era su prisionero.

—¿Qué estás haciendo? ¿Dónde quedó el que lucharemos juntos? —su mentón no dejó de temblar.

—No lo hagas más difícil y vete. —mandó con voz grave e imponente, Brent.

—Te prometo que vamos a estar juntos muy pronto. —Carlota le dio un beso en los labios frente a Sally, intentó causar molestia en ella, pero ya eso no tenía ningún efecto cuando su corazón estaba hueco y destruido.

—Qué conmovedor —fue sarcástica y empezó a aplaudir.

—Te vas a arrepentir. —Sally asintió.

—Es posible, pero lo haré con la satisfacción de saber que los destruí a los dos, hermana de mi vida. Por el momento te toca conformarte con saber que de nuevo estarás sola, mientras que tu amado dormirá y despertará a mi lado. Soy como un rio cuando crece, Carlota, que siempre vuelva a su cauce por más que otros lo quieran desviar. —aquellas últimas palabras fueron suficiente para hacer que Carlota y Brent, temieran por su estabilidad mental.

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