Flor Pérez
Quise tomar un respiro mientras venía al tocador, hoy he derramado lágrimas en silencio, trato de recomponerme. No puedo evitar sentir culpa por las escenas que he visto con mis hijos. Mi dolor me cegó, mi dolor me hizo castigar a mis hijos con la ausencia de su padre, ahora que los miro, ellos realmente necesitaban saber quién era él.
Jamás me lo pidieron, jamás les mentí, pero en todos estos años, cuando por fin se dieron cuenta de que no había un padre, solo había un él, al que llamaban tío, me preguntaron por él, yo no les mentí, le dije que andaba por ahí y que tal vez un día podríamos volver a verlo.
Hoy que los vi reunirse con él, mis palabras se atoraron en la garganta y quien me sorprendió fue Samanta, mi niña, ella tan reservada, hoy está hablando como si de un lorito se tratara.
Realmente estoy sorprendida, Christian se ha comportado como alguien decente, digo, son sus hijos y quería conocerlos, conmigo se porta amable, pero sé que solo es porque ellos están pres