A medida que los días pasan, y a pesar de estar monitoreada las 24 horas, la salud de Lucy comienza a decaer, por lo que deben trasladarla al hospital.
La prensa hizo un festín de todo esto. Hasta ahora la noticia del embarazo no se ha filtrado, pero sí su delicado estado de salud. Han inventado de todo, incluso que tiene SIDA. Jerónimo ya está harto; ni bien Lucy y su bebé estén bien, va a demandar a toda esa miserable prensa, que lo único que ha hecho es deprimirla aún más.
El corazón de Lucy está muy mal. Para que ella esté tranquila, está sedada, pero cada minuto que pasa su corazón se debilita más y su pulso baja. Finalmente, Daniel decide llamar a Jerónimo a su consultorio y hablar muy seriamente con él:
—Jerónimo, no sé cómo decirte esto.
—Dime lo que sea, Daniel. ¿Lucy está muy mal? —pregunta Jerónimo, destruido, al borde de las lágrimas. Hace días que no duerme, no se mueve del lado de Lucy, solo se va a su casa para bañarse, y en ese momento siempre se queda Juan Manuel, par