Capítulo336
Durante dos días seguidos, María no pudo conciliar el sueño debido a que pensaba constantemente en Manuel. Aunque podía negarlo con palabras, su corazón era mucho más sincero y ya había admitido que le gustaba, incluso que estaba enamorada de ese hombre malo y dominante que tenía frente a ella.

La falta de sueño la dejó agotada, y cuando miraba en la dirección de él, su mirada estaba un poco borrosa y mareada. Con su apariencia inocente y tierna, recostada en el asiento, con los ojos entreabiertos, parecía aún más linda y adorable.

Quizás para alegrarlo, sabiendo que le gustaba el peluche, se había puesto un vestido con un dobladillo inferior adornado con piel blanca de conejo. Con el pelo largo y negro cayendo casualmente sobre sus hombros, su rostro parecía aún más blanco y puro como la nieve.

Los asientos de cuero estaban equipados con suaves cojines, perfectamente colocados en la cintura, proporcionándole una comodidad especial y agradable. Samuel era un conductor muy hábil, y aunq
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