—Señorita Fernández, ¿hay algo que necesitas?—María notó la intensa hostilidad en los ojos de Isabel y suspiró para sí misma. Aunque fue Manuel quien la buscó primero, ahora ella tenía que lidiar con las consecuencias.
Isabel, con altos tacones y una actitud altiva, respondió:
—Mujeres como tú, que pueden ser compradas con dinero, las he visto muchas veces. No intentes acercarte a Manuel.
María, que no quería involucrarse en un enfrentamiento con una niña mimada, respondió con indiferencia:
—Tranquila, no tengo intenciones de acercarme a él.
Isabel continuó con su actitud arrogante:
—Bueno, has dicho eso—Luego, dejando en claro su hostilidad, añadió:
—María, mujeres como tú, que graban videos íntimos con hombres y son fáciles, no merecen estar cerca de Manuel. Quiero que te largues ahora mismo, ¡inmediatamente!
Cuando Isabel mencionó el video, María frunció el ceño y respondió con un tono más serio:
—Mi relación con Manuel y si me quedo o me voy no es asunto tuyo.
Isabel, llena de