Capítulo 4

Pandora lejos de sentirse amedrentada siguió caminando lo más rápido que pudo y de esa forma fue que logró perder a su persecutor pero fue disminuyendo la velocidad debido al dolor que tenía en uno de los costados, logró escuchar que el hombre la estaba alcanzando así que eso le dió fuerza para seguir huyendo y en cierto punto empezó a correr.

No había corrido mucho cuando sintió que chocó con una especie de pared, lo hubiera jurado si no hubiese oído que ese muro de repente habló y por primera vez sintió un alivió al escuchar esa simple palabra que en cierto punto llegó a odiar.

_ Gatita, ¿Qué sucede? ¿Te has pérdido?

Frente a sus ojos se encontraba Alessandro, en el momento que lo miró se apoyó de sus brazos y el hombre al ver el estado de la mujer fue que la sostuvo sin dudarlo dos veces. 

El persecutor la alcanzó pero en el momento que llegó se detuvo al mirar que esa mujer yacía inconsciente entre los brazos de Alessandro Di Salvo que con una sola mirada le advirtió que si se atrevía a acercarse lo iba a dejar incluso sin alma, al ver la enorme desventaja que tenía con el hombre frente a si fue que decidió irse por donde había llegado.

_ No te preocupes gatita, ya estás a salvo _ susurró en su oído _ te voy a proteger aunque tú me quieras destrozar.

Pandora se sintió a salvo entre los brazos del hombre que la cargaba y se acurrucó en el pectoral tan firme que poseía, él caminó en dirección al coche que lo esperaba y subió mientras aún sostenía entre sus brazos a la mujer que fue capaz de herirlo en menos de cinco minutos.

Al llegar al castillo la llevó hasta su habitación en donde la acostó en su cama, al quitar los zapatos que ella usaba miró que tenía ampollas en los pies y suspiró pesadamente. En la blusa que usaba había sangre y mandó a llamar al doctor quien acudió rápidamente.

_ Vaya, se le soltaron dos puntos _ él miró la herida _ probablemente tuvo una caída en la que la herida se abrió, tengo que suturar de nuevo.

_ Haga lo que considere necesario, también dele algo para la fiebre que se encuentra bastante caliente y sudorosa.

El doctor empezó a suturar en frente de Alessandro, él miraba atento a Pandora mientras pensaba en la caída que tuvo porque no la sostuvo. Definitivamente tuvo que ser en ese momento que se le abrieron los puntos ya que en su cuerpo no había ninguna otra señal de que se había caído, ni un golpe o raspón que le indicará tal cosa.

Una vez que ella estuvo lista el doctor se marchó, Alessandro tomó la maleta que sus hombres habían llevado y en el momento que miró que esta tenía un candado con contraseña fue que suspiró pesadamente, tomó su arma e iba a dispararle al dispositivo que le impedía abrir objeto pero se detuvo al ver que Pandora dormía profundamente. Le colocó un silenciador a la pistola y sin dudarlo le disparó haciendo que el pequeño objeto terminará por quedar destrozado.

Alessandro sacó de la maleta una camiseta y luego se fue donde Pandora, la limpió de forma mecánica y le colocó la prenda con la cuál se sintió aún más cómoda. Una sonrisa se esbozó en sus labios y se acurrucó del otro lado de la cama. Él finalmente terminó por caer rendido al lado de la mujer y se quedó profundamente dormido.

Pandora empezó a mover sus pestañas y poco a poco fue abriendo sus ojos, ella miró a Alessandro durmiendo profundamente a su lado. Al ver que traía la camiseta que solía usar para dormir quiso recordar lo que había pasado horas atrás y le vinieron los recuerdos de golpe, se levantó de la cama y se acercó a una ventana que daba directamente al lago; mientras miraba desde ese sitio la inmensidad de todo fue que regresó al pasado.

Flashback

En la fría cama de hospital Alessia abrió sus ojos, al hacerlo pudo recordar lo sucedido y el dolor tan grande que le dió saber que había perdido a su primogénito por un maldito bastardo que un día amó con tanta intensidad que siempre quisó apoyarlo en sus negocios de m****a.

Ahora en su corazón solamente había odio hacía Marck y era justo en el sitió donde una vez existió un amor tan inmenso que ni siquiera el cielo podía abarcar. El doctor entró donde estaba la mujer y se sintió más relajado al verla tranquila, ella lo miró y en sus ojos ya no había ese brillo que la caracterizaba.

_ ¿Cómo se siente señorita? _ él la checó _ habló a nivel físico y no emocional, sé muy bien que referente al último está hecha trizas.

_ No me siento tan bien pero tampoco tan mal, quiero que aceleré mi recuperación ya que tengo planes urgentes por llevar a cabo.

_ Lo comprendo, veré que podemos hacer para acelerar el proceso aunque no prometo nada; mis habilidades tienen un límite señorita Alessia.

_ Haré lo que sea necesario para recuperarme cuanto antes, sólo dígame lo que tengo que hacer y lo voy a acatar al pie de la letra.

La recuperación de Alessia se llevó su tiempo pero fue relativamente más corto que de costumbre, había atravesado por muchos dolores ya que sometió su cuerpo a varias cirugías para poder curar las fracturas que tenía. James la fue a visitar en varias ocasiones y una vez que estuvo recuperada no fue la excepción.

_ ¿Trajiste lo que te pedí? _ ella lo miró fijamente _ por favor dime que si, necesito con urgencia ese dinero.

_ Claro, aquí tienes _ él extendió el maletín _ ahí está la cantidad que me pediste y un poco más, sinceramente no sé para qué lo quieres Alessia.

_ Para empezar una nueva vida lejos de la porquería de tu hermano, no quiero decirte nada más ya que entre menos sepas es mejor pero quiero agradecerte por todo lo que hiciste _ ella sonrió cálidamente _ sin tu ayuda lo más probable es que en estos momentos me encontraría muerta, al igual que mi bebé.

Fin del flashback

Pandora mientras miraba la inmensidad del lago derramó una lágrima que fue secada rápidamente sin embargo esto no fue lo suficientemente veloz para evitar que Alessandro la viera.

_ Gatita, ¿Por qué lloras? _ él se levantó de la cama _ pensé que tu carácter de los mil demonios te hacía infalible a las lágrimas.

_ Vete al infierno _ ella escupió con rabia _ no tienes idea como detesto que me digas gatita, a saber a cuantas zorras les has llamado de esa forma.

_ Al parecer la gatita tiene celos, no te preocupes querida que a ninguna de las mujeres con las que me acosté les llame de esa forma _ él sonrió de forma sádica _ además te recuerdo que soy el diablo así que mi hogar es el infierno, te quejas del apodo cariñoso por el que te llamó pero hace unas horas no parecía que estuvieras molesta sino más bien aliviada.

Alessandro se acercó a Pandora y ella en el momento que arqueó una ceja fue que se detuvo, la mujer tenía una determinación de matarlo si es que se atrevía a invadir su espacio personal y aunque no le había nada de miedo hacía la mujer la realidad era que no le apetecía comenzar una discusión antes de haber desayunado.

_ Al parecer has enfadado a la persona equivocada, gatita _ él sonrió de lado _ ¿Qué tienes que ver con la escoria que sirve a Marck James?

_ No tengo nada que ver con esos tipos, ahora déjame en paz y dado que aquí se encuentra mi equipaje es que me voy de una buena vez.

Alessandro miró como Pandora fue a su maleta y al ver el candado destrozado sus ojos se dirigieron al hombre de una forma que si las miradas mataran en estos momentos ya él se encontraría más que muerto. Poco le importó ese detalle, ya luego compraría otro que fuera a prueba de balas; lo único que quería era marcharse de ese castillo y dado que no le impedían la salida no era necesario hacer un escándalo.

_ ¿Estás segura de irte, gatita? _ preguntó Alessandro mientras se sentaba en un sillón que se encontraba ahí y cruzaba sus piernas con una elegancia surreal _ estoy casi seguro que el hombre que te estaba siguiendo ayer te esta buscando, si permaneces en el castillo vas a permanecer segura ya que es imposible que alguien de esa calaña ponga un pie aquí sin que termine por ser baleado por mis hombres.

Pandora no pudo evitar reír ante la expresión que Alessandro había utilizado, él la miró de una forma como si hubiera perdido la cordura.

_ No sabía que también le hacías al otro bando _ ella secó una lágrima _ pensé por un momento que solamente le hacías a las mujeres pero vaya que me equivoque. 

El hombre respiró profundo, esa mujer no solamente tenía la habilidad de herir su cuerpo si no también su ego y definitivamente lo último le dolía mucho más. Se levantó del sillón en el que se encontraba sentado y miró a Pandora muy seriamente...

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