Capítulo 1

En algún lugar del continente Europeo

El hombre se encontraba a bordo de un jet privado tenía los ojos cerrados pero los abrió en el momento que la azafata a bordo colocó una botella de whisky y a la par un recipiente con hielo.

Miró atentamente a la mujer, ella tenía el cabello liso, color castaño, un fleco tapaba su frente y parte de sus ojos que eran verde esmeraldas.

_ Seré su azafata, mi nombre es Pandora _ dijo secamente _ cualquier cosa que se les ofrezca pueden pedirmela.

Pandora se fue a su asiento una vez que se aseguró que todo estuviera en orden, mientras estaba con los ojos cerrados pudo escuchar que alguien entraba a su espacio, en el momento que miró el pene del hombre frente a sus ojos se sorprendió sin embargo no dijo nada y solamente sonrió divertida.

_ Vaya que esto me lo esperaba pero a la misma vez no _ dijo atandose su cabello en una coleta _ muy bien, vamos a tener un poco de privacidad, espere un momento.

La cortina que separaba el área donde se encontraban los clientes y donde estaba Pandora fue ajustada debidamente. Ella tomó el miembro del hombre y en el momento que él estaba gozando por este contacto tan firme pero suave a la vez fue que sintió un dolor que lo hizo ver todos los colores del arcoiris.

_ Ahí tiene maldito degenerado _ habló Pandora _ la próxima vez dígale a uno de sus guaruras que le de la mamada que tanto desea.

Él fue sacado de esa zona por un fuerte empujón que terminó por ser una patada en el trasero. Los hombres que lo acompañaban vieron su miembro erecto sin embargo los testículos los tenía cruzados y solo pudieron cerrar sus piernas al imaginar que esa bella mujer era capaz de hacer tal cosa.

_ Te lo dije _ habló uno de ellos _ a ver, dame mi moneda de una puta vez.

Una moneda de oro puro le fue entregada a uno de los hombres, el afectado los quedó mirando con tanta rabia que si las miradas hubieran matado ambos estarían muertos.

_ No nos mire de esa forma, esa azafata se caracteriza por ser una de las más cortantes que hay. Su trabajo lo hace espléndidamente sin embargo a la hora de querer coquetear de cualquier forma es más filosa que la espada de un samurai.

_ Por un demonio, traigan a un doctor en este preciso momento _ él se levantó a duras penas _ el dolor es insoportable y necesito que arreglen mis huevos.

El doctor llegó y en el momento que miró la torcedura testicular que tenía el hombre supo bien quién había hecho tal cosa, colocó sus guantes y rápidamente los enderezo pero el grito que se escuchó por todo el avión fue tenebroso.

_ Alessandro _ habló uno de los hombres _ detente, déjala en paz y que todo quedé así.

Alessandro entró a la cabina y se quedó impávido en el momento que miró a la mujer con la blusa en sus manos, ella justo en ese momento se estaba cambiando de ropa y en su vientre bajo leyó la frase: “Memento mortis” 

_ ¡¿Qué demonios piensas que haces?! _ Pandora se apresuró a cubrirse _ ¡Largo de aquí, esta no es una zona en la que puedas estar!

_ El avión es mío gatita _ dijo en tono seductor _ así que puedo estar donde se me dé la puta reverenda gana.

Un empujón por parte de la mujer fue suficiente para hacer que el hombre diera marcha atrás, Pandora lo siguió mientras abrochaba su blusa y lo miró de una manera que nadie lo había visto antes.

_ Escucha muy bien engreído, una cosa es que seas el dueño del avión y otra muy diferente es que sea de tu propiedad; si una mujer te pide que te largues porque se está cambiando de ropa es que tienes que hacerlo.

_ Escucha gatita no colmes mi paciencia porque te aseguro que por las malas las cosas se pueden poner peor.

_ Gatita tu madre _ escupió con rabia _ no sé con qué tipo de mujeres sumisas estás dispuesto a tratar pero de entrada te digo que yo no soy una de esas, a mala hora el aeropuerto me asignó a este vuelo privado. Definitivamente prefiero la clase turista a tener que soportar los aires de un estúpido que tiene el ego más grande que sus bolas torcidas.

Pandora se fue de donde estaban los tres hombres que la miraban de distintas formas, dos de ellos tenían la quijada hasta el suelo mientras que el otro parecía una tetera a punto de ebullición. El último mencionado se sentó y no quisó hacer nada más que provocará la ira de tan bella pero letal mujer.

Finalmente y después de varias horas de vuelo aterrizaron en suelo italiano, Pandora cumplió con su trabajo de azafata y abrió la puerta. En el momento que Alessandro iba bajando de repente la mujer miró un brillo fugaz y rápidamente se abalanzó sobre el hombre.

_ ¡Cuidado! 

Ella se tiró encima de Alessandro y justo en ese momento una bala de alto calibre fue directo al jet privado en donde dejó un enorme agujero, los hombres que acompañaban al primer mencionado se pusieron a la defensiva y rápidamente desplegaron a varios hombres que estaban en tierra.

_ Gatita ya te puedes quitar encima de mí _ él habló irónicamente pero la mujer no se movía _ ¿Pandora? Ya el peligro pasó, levántate.

Alessandro de repente sintió sus dedos húmedos, en el momento que los miró tenía sangre y Pandora yacía inconsciente. Rápidamente la cargó entre sus brazos y la subió en su coche, el chófer arrancó una vez que su jefe le dió la orden.

El camino fue muy corto debido a la velocidad con que el chófer manejaba, ningún policía se atrevió a detenerlos ya que sabían muy bien de quién se trataba. Finalmente llegaron a un castillo que se encontraba en el medio de un lago, Alessandro bajó a Pandora que aún estaba inconsciente y la llevó a su habitación.

_ ¡Que venga el doctor en este momento! Lo necesito de forma urgente.

El castillo fue puesto de cabeza por Alessandro, él le quitó a Pandora la blusa y ahí miró que la bala la había atravesado en uno de sus costados. Rápidamente con la misma prenda fue que la colocó para evitar que siguiera perdiendo más sangre, el doctor llegó rápidamente y pudo detener la hemorragia; le hizo un ultrasonido en donde demostraba que no había nada de qué angustiarse o tener la necesidad de llevarla al hospital.

_ Va a necesitar una transfusión _ dijo el doctor _ por suerte la bala no tocó ningún órgano pero sí perdió demasiada sangre, le haré un exámen para ver que tipo es y así conseguir la cantidad que necesita.

_ Una vez que lo tenga me avisa, reuniré a todos mis hombres para que donen la cantidad necesaria _ él la miró _ a esta pequeña fiera le debo la vida.

El doctor se marchó para hacer los análisis y una vez que miró el tipo de sangre de Pandora suspiro pesadamente, revisó en los archivos y encontró solo una persona que compartía ese tipo tan raro. Rápidamente se fue donde Alessandro y le extendió el resultado, él al leerlo se quitó la camisa que llevaba mientras dejaba en evidencia un físico tan escultural que parecía una obra esculpida por David, en su tonificada espalda tenía un tatuaje del diablo que surcaba todo lo largo y ancho pero habían unas partes que se miraban a los costados y en tal sitio habían cicatrices de heridas que en su momento fueron bastante serias.

_ Bien, haga la transfusión de una buena vez _ él extendió su brazo en donde tenía las venas resaltadas _ si soy el único AB negativo en todo el castillo pues no hay nada que se pueda hacer.

El doctor preparó todo lo necesario para la transfusión, Pandora fue recobrando el color poco a poco pero permaneció dormida mientras compartía la cama con el hombre que había salvado y que en agradecimiento le daba su sangre.

Las horas transcurrieron y ella despertó, sintió una punzada muy dolorosa en uno de sus costados pero a pesar de eso se pudo sentar. Ella miró la transfusión de sangre que aún corría y además de eso en un frigorífico habían varias pintas de sangre que pudo ver gracias al cristal que estaba como puerta.

_ Debes acostarte gatita _ habló el hombre desde una esquina _ la bala te atravesó por completo y tienes un orificio de lado a lado.

_ ¿En dónde me encuentro? _ Pandora preguntó aturdida _ ¿Qué fue lo que pasó? Solo recuerdo que miré algo brillar y me lancé encima tuyo.

_ Me intentaron disparar y tú lo hiciste _ él habló en un tono serio _ ¿Por qué lo hiciste? Pensé que me detestabas.

_ Y lo hago pero no voy a ser capaz de quedarme de pie al ver como te matan, no soy ese tipo de mujer; creo firmemente que Dios es el único que tiene derecho a dar y quitar la vida…

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