106. En mitad de la noche
Abandonamos el hotel y mientras vemos como Manhattan se aleja Valle me abraza y se queda dormida en el recorrido hacia el aeropuerto, parece que tanto caminar le ha pasado la cuenta. La acomodo bien entre mis brazos y beso su frente. Mi instinto de protección se ha vuelto bastante alto desde que estoy casado con ella, y mucho más ahora que nuestra pequeña viene en camino.
Al llegar al aeropuerto la despierto y mientras bajo las maletas, ella va al baño, y luego regresa con un rostro de cansancio que me preocupa—No amor, sólo caminamos mucho — me dice en tono tranquilo — Ahora que el avión despegue, descanso un poco y ya está.
Después de unos momentos, y de que ella haya ido como más de cinco veces al baño, por fin subimos al avión para acomodarnos y descansar. Esperamos tranquilos sentados hasta que el capitán anuncia la salida de nuestro vuelo —Extraño a beni— le digo tierno mientras le ayudo a acomodarse el cinturón de seguridad.
— Estoy seguro que beni también te extraña a