Mientras madre e hijo comían con agrado, charlaban amenamente sin excluir a Tabitha, a quien le recordaban las delicias que se estaba perdiendo por no levantarse de la cama para acompañarlos.

Sin embargo, Roderick al sentir culpa, con cuidado mojaba los labios de su amada con un poco de las salsas para que degustara aunque fuera algo de lo que ellos comían.

Al terminar de comer, la señora Friedrich salió a atender unos asuntos y los amantes quedaron nuevamente solos en la habitación. Entonces Roderick siguió conversando con ella.

_ Cariño, en un par de horas los doctores que contrató Menzies, vendrán a verte -le dijo. Lo sé, de seguro me reprocharás diciendo algo como: "¿Por qué tienen que venir a verme los doctores que contrató el estúpido de tu hermano? Sabes que lo odio" - la arremedó. Y entonces yo te diré que aunque no me creas, el estúpido de mi hermano mayor, ha estado realmente preocupado por ti -le sonrió.

El joven Roderick se sentó al lado de su amada y mientras la abraz