Al finalizar la tarde y gracias a la ayuda de Agustina, cada una de las pertenencias de Deborah ya estaban en su lugar.
_ ¡Al fin! Ahora el apartamento tiene otra cara -dijo la amiga orgullosa.
_ Gracias por la ayuda, Tina.
_ Descuida, ya me ayudarás mañana con mis cosas.
_ Dalo por hecho, ahora voy a ordenar algo para cenar.
_ Ella ya no se ve molesta porque yo esté aquí, ya debe estar planeando algo- pensó preocupada y algo molesta. Tengo que evitar que haga nuevos planes de venganza -pensó- Oye, ya que tienes una semana libre, deberíamos aprovecharla.
_ ¿Pero tú no tienes que trabajar?