Encuentro afortunado parte I

_ Mañana es el gran día, de verdad estoy muy emocionada. Una vez que firme ese contrato, me encargaré de destruirte Menzies...

El smartphone de Deborah comenzó a repicar de repente sacándola de sus pensamientos

_ Aló… ¿Aló? -insistió.

Al notar que nadie le respondía, tomó su smartphone y cuando verificó que la llamada seguía en línea, también se dio cuenta de que el número con el que trataban de comunicarse con ella era desconocido, así que preguntó quién era el emisor, pero una vez más la joven quedó sin recibir respuesta.

_ No se oye nada, ¿habrá problemas con las líneas telefónicas? A lo mejor la otra persona tampoco puede oírme a mí -pensó. Hola, ¿puedes oírme?... Hum, ¿acaso esto será una broma de mal gusto? -dijo con desagrado y frunció el ceño.

Al escucharla decir esto, el emisor misterioso colgó de inmediato, pero no sin antes dejar salir un ligero sonido que indicaba nerviosismo. Como era de esperarse, esta acción inusual dejó a la bella joven muy extrañada por lo sucedido.

_ ¿Pero qué fue eso? ¿Será que esta persona sí podía escucharme? - se cuestionó con frustración.

Aún interesada en saber si esa llamada era importante, Deborah intentó comunicarse con ese número varias veces; sin embargo, solo obtuvo como respuesta: “El número que usted ha marcado no está disponible en estos momentos”.

_ ¿Quién habrá sido? -se preguntó algo inquieta- será, mejor que no le de más importancia al asunto, a lo mejor esa persona simplemente marcó el número equivocado.

A la mañana siguiente, cuando la hermosa joven llegó a su destino, se quedó unos instantes contemplando la magnífica empresa aerocomercial conocida como M. A. S. A. Y. F (Maximum Aeronautics Service At Your Fingertips) en la que iba a trabajar y frente a la lujosa entrada se puso a pensar por un momento que una vez dentro, empezaría el verdadero desafío.

_M-muy buenos días - tartamudeó la recepcionista, quien se encontraba cohibida ante la presencia de la recién llegada y continuó. ¿A dónde se dirige? -preguntó nerviosa sin apartar la mirada.

_ Al departamento de Recursos Humanos - le sonrió. 

_ De acuerdo, por favor permítame su documento de identificación... Aquí tiene su pase de entrada señorita, suba al piso 10 -le pidió educadamente.

_ Gracias -Deborah subió al ascensor y una vez que llegó al piso indicado, con muy buen humor se acercó a la recepcionista para confirmar la asistencia a su cita previa, pero al ver el rostro avergonzado de la mujer, ella tuvo que preguntarle si todo estaba en orden.

_ Su cita programada con el Licenciado Villalobos, ha sido pospuesta hasta nuevo aviso, señorita Marlyn -respondió nerviosa.

_ ¿Por qué ese cambio tan repentino? ¿Qué sucedió? -preguntó con seriedad.

_ Le ofrecemos una sincera disculpa señorita Marlyn, el Licenciado tuvo que salir de viaje por un imprevisto y no pudimos informarle con antelación lo sucedido.

_ Entiendo -dijo y tomó aire para mantenerse serena, pues ese inconveniente no le gustaba nada, pero no podía descargarse con la recepcionista, no era correcto.

_ Nos comunicaremos con usted tan pronto como él regrese -dijo apresuradamente al notar el descontento de Deborah.

_ Está bien, estaré esperando su llamada, que pase un buen día -le dijo con una sonrisa y un tono de voz tranquilizador.

_ Igual usted -respondió aliviada.

_ ¿Un imprevisto, eh? Espero que esto no sea un problema, no me gusta como están empezando las cosas -pensó mientras caminaba de regreso.

Algo decepcionada por no haber podido firmar el contrato de servicios con la empresa en ese momento, Deborah tomó de nuevo el ascensor, llegó a planta baja y cuando se dirigía a la salida, algo hizo que su corazón diera un vuelco y su respiración casi se detuviera por completo. Resulta que la joven estaba viendo en persona nada más y nada menos que al mismísimo Menzies Fletcher Grant, el presidente de esa prestigiosa empresa.

Ese pez gordo que venía entrando tan tranquilo a la empresa junto a Ivonne Fletcher, su bella esposa, era el mismo hombre que hace tiempo atrás, se encaprichó con la belleza de una joven flor en primavera que un día de mayo, encontró en un jardín mientras daba un paseo ocasional.

Él le dio a la flor la felicidad que tanto deseaba, sus cuidados la nutrieron y la hicieron sentir como la más exótica de todas… pero ese amor perfecto solo era veneno.

El príncipe soñado era el mago malvado que creó en la ingenua flor la ilusión de un amor tan puro y correspondido, que le dió todo sin pensar más allá de la cruel fantasía que la cegaba.

Desde el principio, él como la plaga, se fue alimentando de la flor poco a poco y cuando quedó satisfecho, rompió su promesa de amor y la abandonó para casarse con Ivonne Watson, la bella prometida de años que nunca mencionó tener.

La vil traición de su amado dejó marchita a la flor, sin darse cuenta, la persona en la que tanto confiaba había jugado con ella al amor, despojándole uno a uno sus preciados pétalos y arrancándole el corazón de la peor manera.

Casi muerta de dolor por ser un capricho y con el orgullo hecho añicos por la humillación de ser convertida en la sucia amante de un hombre comprometido, una posición que por su honor de mujer, prometió nunca ocupar sin importar qué, se derrumbó por completo. 

Al recordar todo aquello, Deborah tenía sentimientos revueltos y al ver a ese hombre, lo que más deseaba en ese momento era empuñar una daga envenenada para poder clavarla hasta el fondo en su corazón despiadado.

Pero decidió mantener su distancia. Una vez que la adinerada pareja tomó el ascensor, Deborah respiró hondo y salió de la empresa con normalidad; no obstante, necesitaba ir con urgencia a otro lado para despejar su mente.

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