_¿Entonces, no planeas decirme que te hace tan íntimo de ella?
_No, ella confía en mí -le sonrió.
_¿Confía en ti? -levantó la ceja.
_ Ajá, así que como hombre no puedo faltar a mi palabra.
_ Con que así son las cosas.
_Ay no… conozco esa mirada.
_ Así que no puedes fallarle como hombre, eh.
_ Eh… yo no dije eso exactamente -respondió nervioso.
_ ¡Ven acá, desgraciado!
_¡Ah, no te me acerques!
Roderick había comenzado a perseguir por todo el gimnasio a Robert, quien huía de su fúrico a