Capítulo 2

No había ido a consulta, algunos me decían anda y hazte un chequeo y revisa a tu bebé y otros decían espera a los tres meses. Pues para ser clara y muy honesta me aterraba la idea de ir al medico, toda madre acompaña a su hija al hospital, a sus chequeos, la orienta y pues me sentía sola, es una sensación extraña y mas cuando estoy en mi trabajo y llegan chicas con sus madres y son tan unidas... tan amigas y me pregunto: ¿de verdad ellos son mis padres?, las únicas  veces que me sentía en familia era con mi tía Victoria, es tan cool ser su sobrina, es la mas joven de mis tías y eso suma puntos en nuestra relación, pero rara vez la veo, y pues ahora no estoy de humor de hablar con ella, la verdad es que tengo miedo a que me rechace como lo hicieron mis padres. De tantas observaciones de mis compañeros en el trabajo, tome un día para hacerme el chequeo.

Estaba asustada, angustiada, y no sabía a quién preguntar mis dudas, creo que es importante la relación de una madre porque ellas ya pasaron por esto y sabrán que decirnos. Dejé el miedo a un lado y La llamé:

—Aló...

—Sí... ah, —no sabía que decirle— Mamá soy...

—Ya sé. ¿Qué quieres? ¿ Dinero? ¿Por que llamas? ¿No te conformas con hacernos el hazme reír?

—Mamá sólo llamaba para que me acompañaras al médico hacerme un chequeo. Sólo eso, no te pido dinero. Pero gracias. —colgué con lágrimas en los ojos, sólo eso: pena, le cause penas a mi familia.

Me puse mis jean y una camisa suelta, a decir verdad las ganas de estar bien arreglada desaparecieron y solo me muevo por inercia y mas con el mal sabor que quedó en mi boca por la llamada de mi madre, ha buena hora vine a meterme con ese hombre, una cosa si digo, que saque su físico. Hay que ver que el condenado esta como quiere.

Salí de mi departamento y fui a una clínica en el centro, no sabía cuál era el lugar pertinente para ir.

Subí las escaleras y en una salilla de espera hablé con la recepcionista:

—Disculpe, vengo por una consulta... un chequeo, estoy embarazada —la mujer se bajó los lentes hasta la punta de la nariz pareciendo a la abuela de Piolín y causándome más nervios de los que presento— estoy embarazada.

—Si... si, ya lo dijiste. Estás embarazada. Pero no tienes cita y tienes que esperar a que atienda a todas que han llegar primero que tú. —mire a la izquierda y había como diez mujeres sentadas con barrigas enormes. Asentí porqué pensé: Diez no es mucho, pero la señora me señaló a mi derecha y había otras mujeres más. Ok, si son muchas.— rellena éste formulario y luego te llamamos. Trata de no equivocarte, casi no hay formularios —Asentí y tomé la hoja y empecé hacer lo que me dijo.

Nombre: Rebeca Graham

Apellido: ??... primer error. ¡recórcholis!

Estoy nerviosa. Y eso no ayuda. Me acerqué y le pasé la hoja.

—Perdón... coloqué mi apellido en el espacio del nombre.

—Te dije que no te equivocaras.. déjalo así, y continúa. —creo que es normal causar estos tipos de impresiones en la gente, solo fue un error, ¡por Dios!, ni que hubiera liberado un virus mortal.

Me alejé y me senté junto a otra señora que tenía un spiner que no dejaba de girar.

—¿Primeriza? —me preguntó sin dejar de girar el objeto. — es para desestresarme —señaló el spiner.

—Si... es mi primera consulta. Y mi primer embarazo. —movía mis piernas, era innato, se movían solas.

—Es increíble. Todos mis embarazos fueron especiales y únicos. El primero los síntomas lo tuvo mi marido y el segundo embarazo fue gemelos y éste es... trillizos y pesa mucho... —se toma la panzota y se endereza en la silla.

¿Qué?...

—Yo... ah ¿Tienes seis hijos con los que vienen en camino? —yo he tenido mini paros cardiacos de solo pensar que pasará cuando nazca, yo no se nada sobre bebés, a penas se como cuidarme.

—Si... es un paseo. Es tan fácil quedarse embarazada. —continua, imagino que esta mujer solo huele el boxer de su marido y ya queda embarazada. ¡Dios mío! ¡seis hijos!, ¡¿es que no tienen televisor en su casa?!

—Si... ¿pariste o fue cesárea? —aun seguía con mi estado de choque.

—Parir... es tan rápido —suspiró— que en un estornudo... y el muchacho está afuera —dice la señora de los trillizos. Creo que mi boca se abrió demasiado porque la mujer a mi lado me pidió cerrarla

—¿Qué? ¿Un estornudo? Yo duré como cinco horas con las contracciones y luego el ¡puja puja...! y me agarraron nueve puntos... —dijo la del enfrente

—¿Nueve...?  —esto es una locura.

—¿Era cabezón tu hijo? Porque el mío lo bote rapidito y solo me tomaron tres puntitos. —dijo otra que se unía a nuestra charla en espera a ser atendidas.

—¿Puntos?... —estoy algo perdida. Puntos, cabezones, embarazos...

—Sí. La mujer dilata y rompe allá abajito... —me señaló entre sus piernas y mi cara fue muy obvia

— ¿Cómo crees que te sacan el muchacho?. —dijo la del muchacho cabezón

—¿Y las cesárea programada...? —debe haber una forma que no sea dolorosa.

—Las cesárea son dolorosas, no puedes hablar mucho, tienen que tener mucho reposo para que no se vayas los puntos y el dolor es prolongado. Parir es fácil.

—¿Fácil? Yo no dormí toda la noche anterior al parto. — continuaba otra embarazada uniéndose al debate

—Y cuándo el bebé se hace popó en la barriga es muy delicado por una infección. —dijo otra cruzandose de piernas haciendo que su barriga se viera más grande.

—¿Popó?... —¿Qué están hablando estas mujeres?

—¿O la mamá?... cuando puja de más y sale no precisamente el bebé. —continua la anterior

—¿Qué? —me voy a volver loca

—Dejen de hablar ella es primeriza y la están asustando —dice la de trillizos— tranquila no todos los embarazos son iguales. Así que rellena tu historial y no escuches lo que dicen. Estas pálida...

Leí el formato con el pulso a mil. Repetía sin entender las líneas por los nervios que me volvían loca.

Edad...

Estado civil.

Habitación.

Parentesco.

Última citología

¿Multípara?

Alguna enfermedad. Si es hereditaria o no.

Familia qué padezcan alguna enfermedad.

Último período menstrual.

Bla bla bla.

Había términos que desconocía y que la señora de los trillizos me ayudó.

Dios me ayude.

Pasaron las horas y todas se iban. Hasta que quedé yo en el lugar.

Pasé cuando me Llamaron y estaba la mujer de los lentes de Piolín.

—Es tu turno. Remeca Granda.

—Rebeca Graham... —carraspee y pasé a que la doctora, era tarde y era la última.— buenas tardes —dije por educación.

—Muy bien... Rebeca, primeriza, veintitrés añitos y crees tener dos meses de embarazo. No padeces de nada y tu salud está estable. Haremos lo siguiente —asentí.— te programare una cita para el próximo mes y sólo hoy te mandaré unos medicamentos y revisaremos tu nutrición. Y programaremos el eco para el tercer mes. Por hoy haremos una ecografía transvaginal —asentí.

Ella empezó a escribir y escribir, me pesó y me recetó lo que debía tomar y comer.

Programó una cita para unas semanas y me creó un historial.

» Excelente. No olvides que si llegas a sentirte mal o ves una irregularidad, inmediatamente vas al médico para que te chequeen, los primeros tres meses del embarazo son delicados y necesitan de mucho cuidado.

—De por sí todo es irregular para mí —lo dije poniendo mala cara y la doctora rió— De verdad. Allá afuera las mujeres me dejaron más enredada que político en misa dominical y que un vertedero de luces de navidad.

—Entiendo... sólo haz caso a lo que te indique. Y cierra los oídos a los comentarios de otros con sus experiencias extraordinaria. Recuerda que la embarazada eres tú y tú tendrás tu experiencia.

—Gracias... —me levanté y salí. Sólo pensaba en el siguiente mes. Espero sobrellevar está nueva prueba

Salí tranquila, mejor a como entré; era una tarde algo acampada por lo que decidí caminar por el centro, eso seria bueno para desestresarme. Ya no podía darme los gusto de comprarme lo que me provocaba, tenia que pensar en el mañana y sobre todo en el bebé, por instinto toqué mi estomago al ver una revista de decoración para habitaciones infantiles, me gustó y la sensación me estremeció y no pude evitar que mis ojos se me cristalizaran, en la calle había un kiosco con revista que iban de Forbes a técnicas de manualidades, las farándula con revista rosa y prensa amarilla llenaban la vista de todo los que transitaba por el pavimento, no fue obvio descartar Bernard Arnault el hombre mas rico de Francia, Bill Gates no suelta esa revista y ni hablar del magnate Jeff Bezos... ¿Qué hacen con tanto dinero?, claro y el empresario que ha causado polémica en Boston, Cristopher Geizzelez, paparazzi de la prensa rosa captura al empresario con la sensacional Elizabeth Houston en unas de las reuniones mas esperadas para los inversionista de este siglo.

Yo movería cielo y tierra para estar en la lista de invitados, ahora lo único que muevo son las mesas antes de abrir el restaurant.

 Llegué a la entrada del departamento, esto de caminar a casa fue una idea mala. Divisé rápidamente a la mujer con su bolsa guindando de su brazo y mirando el lugar como si alguien la espera en la esquina para matarla, me emocioné, quizás se sintió mal por dejarme ir sola al hospital.

—Mamá... —mi sonrisa de añoro y melancólica apareció— ¿Cómo estás?

—Mejor que tu por lo visto —dio una vista nuevamente al lugar, la noche ya estaba cayendo.— tenemos que hablar... Tu padre y yo queremos darte una oportunidad —creo que mis ojos se abrieron exageradamente

—Entonces ¿entramos? —hice ademan en entrar al lugar pero su mano me detuvo. Claro sin antes sentir su mirada acusadora y de desacuerdo por mi elegante vestimenta.

—¡¿DISCULPA?! en ese cuchitril no entro, vamos a un restaurante que valga la pena

Creo que esto de la oportunidad se va para el caño. Creo que ya es tiempo de tomar mis alas y volar lejos, no odio a mi familia a decir verdad siento que ese sentimiento produzco yo en ellos, son mis padres y los amos pero ese cariño fue menguando cuando se fueron mis dientes de leche, mi pubertad toco la puerta y pues eso de ser adulta y tomar tus propias decisiones es aterrador, no es igual elegir el sabor de helado o el color de tu camisa a la firma de una empresa o vivir sola, sin opinión ni consejo de alguien que dice que estará contigo en las buenas y malas.

 Llegamos al restaurante y estaba mi tía esperando por nosotras, me sentí mal porque no le dije que estaba embarazada y teníamos una comunicación algo especial las dos, en si no quería defraudarla, La salude y en su rostro había pena ligada con decepción.

—Tía Vicky...

—Ya lo se todo y estoy aquí para hacerte caer en cuenta –otra que viene con su habladeria y moralidad—. Tienes veintitrés años y te estás enredando toda tu vida

Me senté con irritación es un tema que ya no quería hablar con mi familia.

—Lo siento pero no pensamos iguales tía.

—¡¿Que no?!..¡ Vamos Beck!, tienes una gran carrera, no te has casado y nadie querrá a una madre soltera, nadie querrá un bastado —Instantáneamente mis manos defendieron a lo que se formaba en mi vientre, estamos en un siglo donde madres siguen adelantes con o sin un hombre.

—No abortare... –casi grite- Es desnatural hacerlo. No puedo, es que no se me pasa por la cabeza acabar con mi hijo, no entiendes... ninguna entiende. Si vinieron a eso pierden su tiempo.

—No estamos aquí para pedirte abortar —habló mama algo irritada, se acomodaba el cabello y hacía seña al mesero para que nos atendiera.

—Ah ¿no?... ¿Qué me dicen entonces?, no tengo hambre... –dije cuando el mozo con sus cejas me vio esperando mi pedido

—¡Dalo en adopción...! –enserio que mamá le falta un tornillo.— y a ella tráele una ensalada.

 —Yo trabajo y puedo mantener a mi hijo –la miré mal pero solo una sonrisa de burla brotó en sus labios.— dije que no quiero nada.

—Necesitas a un hombre en tu vida, ¿Qué dirán las amistades?, somos de renombre ¡que vergüenza! tener una hija solterona y un mocoso que ni el padre vela.

—Lo siento pero no. te quedaras con la fama de tener una hija solterona, ¡ah! Y mesera –sus ojos se abrieron exageradamente

—Es tiempo de que sepas la verdad... –trató de tocarme pero alejé mis manos, me irritaba su forma de hacerme ver que estaba en un error.

—¿Que verdad?

—Aun no Pamela... –la tía Vicky se alarmó y con su mirada le rogó

—Sí. Debe saber... —me miró– teníamos tiempo intentando concebir pero no podía, lo intentamos mucho pero no se nos dio. –obviamente hablaba de papá y ella

—Claro que si, y ¿yo?

—Tu tía preferida —la miró a tía victoria con arrogancia—  tuvo un error de una noche y pues de algo malo sacamos algo bueno.

—Pueden explicarme eso por favor... no entiendo.

—Sí. Tu tía quedó embarazada... Bueno tu mamá, y yo necesite en ese momento su ayuda y tu nos serviste como a hija y a ella le arreglamos su futuro, dinero para que arreglara su vida y volviera a estudiar y tomó una buena decisión ahora está casada con un gran hombre y a tí no te faltó nada.

No podía creer que había vivido una mentira toda mi vida. De verdad me vendieron de esa manera

—Solo pretendemos que busque una familia de recursos que no puedan tener la dicha de concebir y con una buena suma de dinero podrás levantarte –esas fueron las palabras de mi supuesta tía que era alguien importante para mi, creo que mi cara de decepción o defraude era un poema

—¿Me pides que venda a mi hijo? ¡están locas! –el mesero llego con el servicio colocando la ensalada frente de mi.— ¡dije que no comería! No tengo hambre menos ahora. ¿Qué les ocurre? –el pobre mesero estaba rojo de presenciar una discusión familiar y un movimiento de manos de mamá hizo que se alejara

—Es la mejor decisión –dijo presionando sus labios en una ligera línea recta que puso mi piel de gallina, voz baja pero con una carga inmensa de contenido toxico en ella.

—Estan locas si pretenden que haré esa barbaridad  —negué con mi cabeza, no podía salir del choque.

—Barbaridad es lo que haces, ni siquiera nos dice quien te embarazó.

—No quiero hablar más del tema y no quiero saber de ustedes... – me levanté con ganas de huir y las pisadas se sentían pesadas

—¡Espera...! —esa fue la voz de mi tía que no es mi tía.

—¡Déjala! es una escena de malcriadeza, piénsalo y nos dices.

—No necesito pensar —me voltee enfrentándola— no, y olvídate que tienes una sobrina porque una hija nunca fui para ti... ¡¿Venderme?!, tan poco valor me tuviste

—Poco no fue —miré mal a la que supuesto es mi madre— nueve ceros fueron suficiente para rehacer su vida.

—Nueve ceros... Te salió buena la metía de pata. ¿Qué piensa el tío Raúl?

—El no lo sabe y no se lo digas por favor —ya la tenia frente de mi, su mirada rogaba y mas sentía rabia,

—¿Es que mi padre era pobre? Con el sí pudiste tener hijos y no uno sino dos.

—Es diferente era una niña.

—Veinte años... Por dios, tenias veinte años

—Y un futuro por delante.

—Me vale tu futuro y me lo paso por...

—¡Cállate Rebeca!, no te enseñamos esos modales —se paró mi madre

—¡Modales...! ¡Que hipócritas!

Salí de allí y paré el primer taxi a la vista. Que hice para merecer una familia así. De verdad ¡vendida!, deberían ir presas.

¡Vamos! Dicen que la familia no se elige y se aman por obligación y en el mejor sentido de la palabra, pero y si me hubieran vendidos a otros extraños con malos hábitos, estaría drogada o fuera la reina de un narco, ¡Vamos! Podría ser la prostituta del bar de la esquina, o la taxista que me esta llevando al departamento, sí, es una mujer.

Podría decir que saque mis mejores cualidades de mi tía, pero uno quiere saber quien es. Conocer sus orígenes, sus raíces. En la familia se nos enseña a vivir, a ser y amar, no soy lo que creía ser. Vamos soy Rebeca Graham 

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