Lara estaba atrapada. No podía moverse y el pánico la invadió mientras se encogía. ¿Qué iba a hacer su padre ahora? Ella no había hecho nada. Podría soportar el dolor si supiera que venía, pero cuando apareció de repente, no estaba preparada.
Empezó a forcejear, intentando zafarse. Sabía que no serviría de nada, pero tenía que intentarlo. No podía rendirse y aguantar la paliza. No se lo merecía; había sido buena. Hizo todo lo que él le pidió.
-Lara, para. ¡Ay! ¿Qué demonios?
La voz profunda la hizo presa del pánico mientras pateaba sus piernas atrapadas, movía los hombros y luchaba por liberarse.
-Por favor, no he hecho nada. Por favor, basta. Me duele. No puedo... -sollozó Lara, sabiendo que su castigo sería peor, pero en su delirio somnoliento no pudo contenerse. Simplemente no quería que la lastimaran.
Sollozaba mientras su cuerpo se debilitaba. No podía escapar. Ahora sí que la había lastimado. No debería haber luchado.
''Lara, despierta, tienes que despertar. Soy yo, Erick.''
Lar