Mundo de ficçãoIniciar sessãoPoco a poco Matilda recordó el lugar, a medida se iban acercando su sonrisa era cálida y resplandeciente, “Tan perfecto como siempre.”
Era un parque al que frecuentaban desde sus días en la universidad, con una vista a gran parte de la ciudad. A ambos les daba cierta tranquilidad, era el lugar en donde hasta cierto punto se sentían intocables, olvidaban sus penas y cualquier descontento con el exterior. Solo existían ellos dos.
De noche, las luces lo hacían ver particularmente hermoso y sobre ellos el cielo radiante, lleno de las estrellas resplandecientes.
Mariano había preparado un área para sentarse cómodamente, además de zapatos cómodos para Matilda, los cuales le ayudo a cambiarse.
Una vez acomodados, Mariano le dijo, “recuerdas que este era nuestro luga







