4.

Durante la tarde, en un momento de ocio, Bernadette entró junto con Josué a buscar a Matilda, “Mira a quién te he traído.”

Matilda levantó su mirada, al verlos entrar a ambos a su oficina esbozó una pequeña sonrisa, miró al reloj y dijo, “No había visto la hora, me he sumergido en tantos pendientes que se me han acumulado…”

“Con razón, me quedé esperando que llegaras… Si no es por Bernadette, seguro no te veo.”

“Jajaja, Josué, vamos, bien sabes que puedes venir a visitar cuando sea. Estos pequeños breaks me hacen bastante bien.”

Con eso, Matilda se levantó de su silla y se estiro la espalda y brazos.

“A ver traviesa, ya me contó Berny lo del regalo que mandó Miguel.”

Matilda se sonrojó, “¿Puedes creerlo? Ni estando juntos me regaló algo como tal, y ahora espera que… ¿que qué? ¿que lo vaya a recibir con eso?”

Josué rió, “Vamos, que para un patán como ese, esos regalos resultan ser la forma de atraerte…”

Bernadette con un poco de curiosidad preguntó, “Anteriormente, ¿solo te había mandado flores, no?”

Matilda lo pensó por un momento, “Honestamente… solo para mi cumpleaños y… Luego un brazalete con su nombre y un sol en diamantes, pero… Ni en aquel entonces lo ocupé…”

“Y pensar que no se ve… de esos.” Comentó Josué.

Claro, todo mundo creía que era un romántico empedernido al ser un músico que muchas de sus composiciones eran relacionadas al amor y relaciones cercanas. Todo es show, ya que lo conoce bien, Matilda lo puede asegurar. En todo caso se inspira de otras relaciones, no de su propia vida.

“Ay Josh, vamos, tú tienes tantos amigos guapos… Preséntale a alguien a nuestra Mati…”

“Jeje, Berny, aún no estoy lista para eso. De momento prefiero solo alegrar mi vista y ya.”

Honestamente, Matilda no había tenido una relación amorosa normal, pues o eran mentirosos o mujeriegos. Ella misma se decía que tenía la peor de las suertes.

“Mati, con lo guapa que estás, cualquier que te presente no podrá dejarte ir…”

Matilda chasqueó la lengua, “No es eso. He llegado al punto en el que ya pienso como mi tia, ‘todos los hombres son iguales’, ni tiempo tengo para mi… Mejor me sumerjo por completo a mi trabajo. Nadie más fiel que esto.”

Después de sus experiencias, sentía que no podía confiar en otro hombre que la terminara lastimando. En todo caso, lo iba a examinar bajo la lupa. ¿Fidelidad? Solo su mismo cargo de Directora. Tal vez.

“Qué aburrida.”

“Pero… No que eres… Ya sabes…”

“¿Soy qué?” Matilda arquea una ceja y su rostro es de duda total.

Josué se acerca a Matilda y le toca la punta de la nariz con el dedo, “Jajaja, Berny, no seas tímida pregunta bien… ahora nos quedó claro que eres ‘insaciable en la cama’.” Ahora, su mano la lleva al cuello de Matilda, de manera muy sugerente, “Quién te viera ahí como un inocente conejillo, pero con alma de cobaya en celo.”

Justo en ese momento Mariano iba entrando a la oficina de Matilda, ella sin notarlo continuó, alejando la mano de Josué contesta, “Era él quien no me saciaba.” Se tira una carcajada y agrega, “¡No le hagan caso! Por favor… Maldito Miguel. Ahora qué van a pensar todos de mi. Menos que quiero otra relación. ”

Mariano se aclaró la garganta para avisar que había entrado, los 3 amigos inmediatamente voltearon a verlo con caras entre pálidas del susto y rojas de la vergüenza.

Matilda cerró los ojos y se masajeó el puente de la nariz, “Por favor, retírense…” Ahora sí que la había embarrado, qué tanto habrá visto y escuchado el jefe.

Josué con vergüenza se movió para salir y dijo, “Lo del novio lo dejamos para después…”

Una vez escuchó que cerraban la puerta, abrió los ojos ante un Mariano con una sonrisa de picardía, “Se la pasan muy bien en sus tiempos de ocio…”

“Don Mariano…”

“Tranquila, es normal estas interacciones.”

En realidad no. Solo lo dijo para calmarla, a ver, ¿Qué compañero de trabajo te agarra del cuello de manera tan sugerente?

Aún sonrojada Matilda responde, “No, Sr. Bonsole… Ves, por todo mi buen record a tu lado todos estos años… Solo este día me has visto en 3 de los momentos más vergonzosos de mi vida. Mañana seguro y no vengo, no puedo vivir un día más así…”

“Igual, tendrás que venir al casting.”

“Ve tú, yo me quedo en casa.”

“Matilda, te castigas demasiado. Relájate…”

Intentando distraer su mente Matilda prefirió cambiar el tema de un solo, “No creo que hayas venido solo a verme, ¿Pasa algo?”

Mariano se sintió nervioso por un momento, en realidad no tenía un motivo concreto para visitarla esa tarde, estaba formulando una excusa que se disfrazara de solicitud para verla por un momento.

“Ah, sí, casi lo olvido. En cuanto al casting… ahora recibí una llamada de una marca que lanzará una nueva línea de ropa deportiva, es para una campaña específica y buscan 1 par de gemelos hombre y un par de gemelas. Pero, no debe ser cualquier perfil, ya que es una marca de lujo…”

“Ah, entiendo. ¿Recuerdas el perfil que usamos para XSL?”

“Exacto. Sabía que podía contar contigo.”

“Está bien. Ahorita trabajo en ese brief y lo paso también a Cayetano.”

“Perfecto.”

Mariano levantó su brazo para ver el reloj y dijo, “Ya es tarde. Ve a casa.”

Suspira, “Aún quiero terminar este correo, ya con esto me voy…”

“Te doy 5 minutos, te espero en el coche…”

“No me hagas correr…”

“Si no es así, ¿Saldrías pronto?”

Matilda agachó la mirada y lo dudó, “No.”

“Lo sé. Vámonos.”

En tiempo record Matilda finalizó su correo, alistó sus cosas y bajó a encontrarse con Mariano. Él estaba del lado de su coche y le abrió la puerta, Matilda se subió y una vez abrochando su cinturón dijo, “Espera, pero yo traje mi coche…”

“Jajaja, ¿Y eso qué?”

“Por un momento lo olvidé.”

“Vamos a cenar, luego te iré a dejar.”

“Claro, ¿Y mañana? Pues, los mortales solo tenemos un coche…”

“Entonces la empresa te dará otro…”

“No, no…” con un poco de pánico dijo, “No es eso.”

Mariano rió, “Paso mañana por ti, estás en el camino a la oficina.”

“Vale…” respondió Matilda sin oponerse a la idea.

Llegaron al restaurante Diamante Azul, al ver el carro en el servicio de valet parking el gerente del restaurante se dirigió personalmente a recibir a Don Mariano, “Sr. Bonsole, un gusto tenerlo de nuevo por aquí.”

“Gracias Damian. Hoy no logré avisarte…”

“No se preocupe, su sala siempre está lista para Ud.”

Se dirigieron a entrar al restaurante, Damian los dirigió hacia la sala especial de Mariano.

Damian abrió la sala y se retiró, “En un momento le estaremos atendiendo. Por favor, disfruten.”

Mariano posó su mano en la espalda baja de Matilda, dirigiéndola hacia el interior. Matilda en ese momento sintió un calor recorrer por todo su cuerpo, recordándose a si misma, ‘Solo es Mariano. Es tu jefe. El Sr. Bonsole. Es tu jefe. Es tu jefe. Es tu jefe.’

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