Gemí un poco cuando sus manos se movieron hacia mis senos, tomándolos y pellizcando mis pezones.
Se detuvo por un momento y buscó a tientas en el cajón de la mesita de noche, sonriendo cuando encontró un condón allí. Supongo que la profesora siempre estuvo preparada.
Cuando regresó a mí en la cama y