Alessia sintió alivio por Dafne. Era una chica demasiado guapa y alegre para marchitarse al lado del inmaduro de William.
—Lo lamento por ti, perderás a una gran mujer por tu egoísmo.
Él hizo un asentimiento y levantó la mirada.
—Eso me pasó contigo, ¿verdad? Ahora podríamos ser nosotros saliendo a pedir los dulces con Lea, pero lo arruiné.
Alessia ni se molestó en encontrar una forma sutil de decir las cosas:
—Lo arruinaste —confirmó ella—. Te entregué todo de mí, todo, hasta que me quedé vacía y ya no quedaba nada más… Encontré fuerzas en mi hija, en que no quería que creciera viendo que es normal que tu pareja te humille con infidelidades y malos tratos, por eso pude dejarte y mantenerme firme, porque sé que hay alguien observándome y quiero ser un buen ejemplo…
»Eso fue el principio. Entonces entendí que también debía hacerlo por mí, porque una mujer feliz es una madre feliz y no tendría nada de eso al lado de ti…
William relamió sus labios y retiró la lágrima que volvía a caer po