Capitulo treinta y dos
Entre en la casa de Yosiane desesperado por ver su cara, me paró en la puerta de su habitación y veo a din de pie a los pies de la cama
- te demoraste más de lo que creí, ya me estaba preocupando - me dijo caminando en mi dirección - ahora que estas aquí puedo irme - se que está 9reocupad8 por su madre - Din - lo detuve sujetando su hombro, el me miró - gracias - hice una pausa - y lo siento - no tienes que disculparme Eliodas, no es culpa tuya que mi madre sea una imbécil - si lucifer dijo que no le haría daño, de seguro estará bien - le di ánimos - Eliodas, yo tenia deseos de hacerle daño, no creo que el se limite demasiado - iba a decir algo más, Din levantó su mano para detenerme - no te preocupes, iré ahora y veré que puedo hacer para ayudarla - se fue dejándome solo, no je gusta verlo en ese estado. Sin embargo no puedo hacer mucho por él en este punto, ca