La mujer le cerró las piernas como pudo causándole más dolor a la embarazada… Necesitaba abrir las piernas, y aún más pujar. Sabía que su bebe estaba por nacer, lo sentía en lo muy bajo de su vientre.
—No te dejare dar a luz estúpida.
Con el cuchillo le hizo un corte en la pierna, pero ese dolor no era nada comparado con el que sentía al tener que traer a su hijo.
Antoni, Peter, el padre de Antoni y los policías se dirigían a toda prisa hasta el almacén abandonado. Todos contenían la respiración, esperaban que ella se encontrara allí sana y salva. Al fin podían divisar el lugar abandonado en la colina. Estaba escondido, era perfecto para esconderse.
—Es aquí. Exclamo el jefe de la policía susurrando. –Necesito que permanezcan aquí, y no hagan nada estúpido.
—Pero