Valentina se sentía tensa y ansiosa ante la confrontación; deseaba ir con Maxwell para confirmar que lo dicho por Aurora no era verdad, pero tuvo que hacer una pausa para amamantar a Oliver. Sin embargo, el bebé que mamaba con fuerza empezó a llorar.
—Mamá, ¿qué le pasa? —preguntó Valentina con voz tan temblorosa que denotaba preocupación mientras observaba a Oliver ponerse completamente rojo y desvanecerse entre sollozos, agitando frenéticamente los pies y las manos.
La señora, tan angustiada como su hija, se apresuró a revisar al bebé e intentó calmarlo. Sin embargo, no tuvo éxito, lo que llevó a Evelyn, con una mirada de curiosidad, a acercarse y, para sorpresa de