ADELAIDA:
Luego de Lili y yo habernos consolado, ella me consintió con una buena ración de comida el cuál devoré con gusto.
Un relajante baño recibí para quitar todo rastro de sucio y luego mi suave cama el cual dormí con gusto.
Mientras duermo siento como tocan algo, pero no abro los ojos así que me giro.
El sonido continúa y abro los ojos furiosa.
—Maldición.
Mi voz sale ronca y mi vista se dirige a una sombra que está en la puerta de mi balcón y me siento desfallecer.
—Hoy es mi última noche… Voy a morir…
Susurro casi llorando y escucho una voz.
—No seas pendeja Adelaida, soy yo.
Escucho como Raizel habla y frunzo el ceño buscando el cristal de luz para enfocar bien.
—No me digas que eres…
—Soy Raizel… ¿Quién más va a venir a la puerta de tu balcón?
Dice y me acerco al balcón para mirarlo a través del cristal.
—¿Qué haces aquí? ¿Así es como me llevas a tu cama?
Le pregunto y este rueda los ojos sin dejar de mirarme.
—Ya ábreme, llevo rato aquí tocándo.
Dice y dudo un poco antes de