Demetrius llegó a ese edificio una hora después como acordaron por teléfono.
No era un lugar barato, era una buena zona y un edificio de buen estatus.
Fue al elevador, bajó en el piso tres.
Cuando encontró el departamento llamó a la puerta.
Pronto le abrieron la puerta.
Demian sonrió y se dieron la mano en un buen apretón.
—Bienvenido a mi casa, clon.
Demetrius entró y observó el lugar, en realidad, estaba bien decorado, no parecía que a su hermano le faltara nada.
—Siéntate, te sirvo una copa.
Demian trajo consigo dos copas de cristal y una botella de coñac, abrió la botella ante él, sirvió cada copa.
Demetrius bebió un sorbo.
—Muy buen coñac.
—¿Creíste que te serviría un vino barato? Nunca, y cuéntame, ¿Cómo están tus hijas? Debieron estar muy asustadas con todo lo que ocurrió ese día.
—Sí, lloraron mucho y durmieron con nosotros por unas noches, pero, los niños tienen esa cualidad de superarlo todo, Mady y Ady son fuertes, resilientes.
Demian sonrió.
—Me alegra, quier