El amanecer trajo consigo un aire de emoción y nerviosismo. Madison despertó con una sensación indescriptible en el pecho. Hoy era su boda.
Ethan, por su parte, ya estaba despierto, ajustando su corbata frente al espejo. No había nervios, solo certeza.
El jardín donde se llevaría a cabo la ceremonia estaba decorado con luces suaves y flores blancas. Era sencillo, pero perfecto para ellos. No necesitaban una gran multitud, solo estar juntos.
Cuando Madison apareció, vestida con un hermoso vestido blanco, Ethan sintió que su respiración se detenía. Nunca había visto algo tan hermoso.
Entre los asistentes, una figura familiar captó su atención: su madre. Su mirada reflejaba orgullo y felicidad, lo que hizo que Madison se sintiera aún más segura de dar este paso.
Se detuvo frente a Ethan, mirándolo con amor.
—¿Lista? —susurró él.
—Lista —respondió ella con una sonrisa.
El oficiante comenzó la ceremonia, pero ellos solo podían verse el uno al otro. Cuando llegó el momento de los votos, Eth