Hardin Holloway
– ¿Qué estás haciendo?
– Solo te estoy quitando la ropa mojada. ¿Qué pensaste que...? – Sus ojos se entrecerraron. – ¿Hardin, tú? ¡No! – Aquellos grandes ojos de sorpresa eran tan graciosos.
No podía evitar reírme. Era un hombre envuelto en una toalla pequeña, sin ropa que lo cubriera adecuadamente. Era como estar en vestido, riéndome de una mujer prácticamente de rodillas frente a mí. Esto no podría parecer menos inapropiado que mi imaginación.
– Bueno, yo no pensé nada. Pero ya que estás ahí, y diste la idea…
Livy Clarke abrió los ojos aún más. Miró hacia arriba, y luego hacia adelante, y vio lo que probablemente yo había notado desde el principio. Sabía que estaba temblando. Era como ver a aquella mujer retraída de antes. Tal vez ni siquiera había estado con otro hombre después de todo. Tal vez solo había tenido uno en toda su vida. Yo quería... Yo necesitaba, pero no así.
Livy Clarke se apresuró a levantarse lo más rápido que pudo. Caminó frente a mí, olvidando por