Siento mucho el retraso.
Livy Clarke.
Me levanté de la cama de hospital, prácticamente saltando sobre ella. Llegaba tarde al trabajo. El señor Hardin probablemente acabaría enfadándose conmigo. No tenía intención de que me despidieran. Necesitaba ese dinero, y ahora, sin un bebé, no tenía nada más en el mundo. Nada por lo que luchar, o por lo que sentir ganas de despertar al día siguiente. Pero sabía que me había equivocado con él, y no podía volver a suceder.
Juan estaba acostado en una silla, justo delante de mí, así que me puse de puntillas y caminé despacio. La ropa del hospital no alcanzaba a cubrir mi cuerpo por completo. Sentía mi corazón acelerado, al huir del hospital. Tal vez era una mezcla de confusión, tal vez sabía que estaba haciendo una tontería. Pero, por dos minutos, y él me echaría otra vez.
Cuando llegué a la calle, la gente me miró. Nunca antes había llamado la atención así, pero apuesto a que la ropa de hospital hacía que pareciera una loca escapando de una sala para esquizofrénicos. Reí