Aiden.
__ Estás loca. - contesté. - No quiero un hijo contigo y mucho menos en circunstancias como estás.
Cada fibra de mi cuerpo estaba ejerciendo presión constante.
__ Deja el juego. No sé porqué tú empeño de seguir arruinando mi vida si sabes que no tolero tu presencia. - solté mordaz. - No me quieres. No te soporto. Tú capricho no será más que un juego del que debes desistir porque no voy a acceder a tanta tontería.
__ Claro que te quiero. Y si tenemos un heredero, además de liberar a tu padre, obtendrás derecho a todo lo que será nuestro. - siguió en su locura. - Eso sí, tendrás que divorciarte. Lo que no será un problema dado el hecho que lo tuyo fue meramente convencional, igual a lo nuestro. Ya tienes excusa.
__ No voy a divorciarme solo para cumplir tu deseo, Lexi. Toma las cosas con madurez y deja de actuar como el desquiciado de tu padre. - espeté. - Puedo resolver las cosas por mí mismo.
Corté la llamada de golpe. No caería en sus chantajes, no arruinaría lo que aún es