Extra: La promesa de su llegada.
Aiden.
Una madrugada estando despiertos por insomnio de Isabella nos permitió estar alertas para que a las tres de la mañana dijera que su fuente se había roto. No esperamos más y al fin, luego de casi seis horas de estar viéndola padecer por dolores de contracciones, el llanto escandaloso de mi pequeña bebé llegó.
Mi amada Sarah nos vio a todos reunidos en una habitación que se llenó de sus tios, abuelos y amigos, para conocer a la niñita de siete libras con una onzas de más que nos hizo movilizarnos a esas horas.
Amaba verla, con su mirada azul aguamarina atravesando con esas orbes afiladas mi alma y toda nuestra vida. Tan pequeña que parecía una diminuta manta solamente lo que tenía en mis brazos a la hora de cargarla.
Arthur fue el más feliz de ver a su hermana, queriendo sostenerla en brazos también, haciéndolo solamente cuando lo cuidabamos en una cama mientras uno de los dos estaba pendiente de que no la dejara caer.
__ Listo. - dije depositando a mi mujer sobre la cama lueg