__ Vas a renunciar hoy mismo. - dijo mi madre cuando entramos a la casa. Todo el camino discutiendo por lo mismo y aún no se cansa.
__ Por favor, mamá. No pretendas que te falte el respeto para tener motivos de golpearme de nuevo, no lo voy a permitir mi aunque los tengas. No estoy para tus cosas. - contesté. - Tengo un trabajo y estoy bien así.
__ No me evadas, Isabella. Si quiero hablar es porque quiero arreglar esto. - insistió. - Tu vida es un desastre absoluto. No tienes un control sobre ella como deberías y para cómo vas, de seguro estarás arruinandola por completo en poco tiempo.
__ Tus buenos deseos son bienvenidos. - solté con ironía.
__ No me mires así. Sabes que tengo razón. Si no pones orden en tu vida, dentro de unos días estarás teniendo una anulación de matrimonio, pero si hablas con Dustin...
__ ¿Seguirás en lo mismo? No voy a escuchar sandeces, mamá. Ten un buen día.
Repitió mi nombre hasta que se cansó, pero no la escuché más. Era injusto que la dejara controlar m