Capítulo 24. La tempestad inesperada.
Ellen.
Ellen Grey llegó al departamento con el corazón ligero. Aquella reunión con el asesor financiero había sido mejor de lo que esperaba: había aclarado sus dudas sobre inversiones, sobre cómo asegurar su futuro y el de su bebé. Estaba entusiasmada, sintiendo que, poco a poco, construía una vida estable, no solo a la sombra de Derek, sino también desde su propio esfuerzo.
Abrió la puerta con una sonrisa tonta en los labios, pero aquella alegría se evaporó en cuanto sus ojos encontraron la escena en la sala.
Derek estaba sentado en el sofá, una copa de whisky en la mano, los ojos oscuros y fríos como ella nunca los había visto. El ambiente, cargado de tensión, era tan denso que Ellen tuvo que parpadear varias veces para asegurarse de que no estaba imaginándolo.
—Hola... —saludó, dejando las llaves en el mueble de la entrada.
Derek no respondió de inmediato. Dio un sorbo lento a su copa antes de clavar en ella una mirada cortante.
—¿Dónde estabas? —preguntó, su voz baja, cargada de