Tenía frío, su mirada, me daba demasiado miedo y frío, al punto de quedarme inmóvil. Sabía que si salía, tenía que ser parte de sus celos que muestra él con orgullo por creer que ser posesivo es normal.
— Kimberly… — dice Alessandro y eso confirma que está más que molesto.
Varias chicas entran a la piscina y unos cuantos hombres, se quedan en las sillas, mientras mi esposo está por acabar con mi existencia, con una mirada asesina.
— Augustus Alessandro — respondo, sabiendo que a ambos nos molestar ser llamados así.
Alessandro suspira profundo y camina hacia mí, sentándose en el borde de la piscina, para después llamarme para que me acerque a él.
— ¿Qué sucede?
— ¿Por qué estás vestida así?
— Estamos en una piscina y como dice tu madre, no debo avergonzarme de lo que tengo — menciono mirando a la mujer que me traicionó primero al lanzarme a la piscina.
— Deberías cambiarte
Sabía que tenía razón, tengo un hijo y este bikini, no me hace sentir cómoda al ser tan diminuto. Pero, ¿por qu