La vergüenza me invade mientras a Alessandro, le parece de lo más normal, darme comida en la boca y limpiarme los costados de mi esta, diciendo palabras dulces, como si fuera una bebé.
— Venga, cariño, come un poco de ensalada, eso va a nutrir tu cuerpo y crecerás mucho, bebé. — murmura Alessandro y yo suspiro profundo al ver que se ha tomado en serio eso de atenderme.
— No me llames bebé y tampoco digas que creceré, ya mi tiempo para crecer, pasó hace rato. El que tiene que crecer es Asher.
— Déjame practicar contigo. Necesito enseñarle a comer a nuestro futuro hijo — murmura Alessandro.
— Puedes enseñarle a Asher. — murmuro.
— Él ya sabe comer. Hace todo su desastre. Pero, come. — dice Alessandro con tristeza — Esa parte me la perdí por estar trabajando. Lo siento.
— Aliméntame, entonces. Es bueno que vayas practicando. Darle de comer a un bebé es complicado — murmuro sabiendo que la culpa volvió a él.
— Por eso, cuando tengamos nuestro siguiente hijo, le haré todo. Yo me haré carg