—Ese cobarde… —susurró Irvin, con la mirada encendida de furia—. No sabe en lo que se metió.
Y en el fondo de su alma, juró que saldría de esa jaula, aunque fuera lo último que hiciera. Y cuando lo hiciera, Michael pagaría cada gota de sangre derramada.
—Si algo malo le sucede a mi hermana, juro que