Su corazón saltó de miedo mientras se preguntaba cómo había llegado Nolan hasta allí.
—Nolan, ¿qué haces aquí? ¿Cómo entraste a mi habitación? —preguntó Paola, frunciendo el ceño.
Sin embargo, Nolan estaba radiante de felicidad al verla. Su rostro brillaba y respondió amablemente:
—No puedo irme a c