—¿Cómo que geográficamente no está acá, sino allá en en Colorado?— Clarisse se había comenzado a preocupar y al mismo tiempo estaba tratando de procesarlo todo. —Es correcto y eso lo que indica el sistema que estoy utilizando. Eso significa que este correo, claramente no fue enviado por Daphne Denver, sino por alguien más.— Le explicó Esteban. —¿Sabes? Estoy que me vuelvo loca. No puedo estar tranquila ni siquiera un par de minutos porque siempre ocurre algo que resulta una amenaza para mí...— Clarisse se mantuvo fuerte y sin embargo, su voz se vio cortada al liberar un suspiro melancólico, —¿Hasta cuándo tenemos que estar lidiando con esta bendita pesadilla? ¡Hasta cuándo! Siempre vivo con el pánico de que esa desgraciada le haga daño a Camila, nuestra hija y una cosa...— Ella apretó los labios y suspiro, —Si esa desgraciada le hace daño a nuestra hija, créeme que soy capaz de tomar justicia con mis propias manos. Te lo juro. —Vamos a hallar una solución. Pero necesito que te calme
—¡Qué fue eso!— Exclamó Ariadne, levantándose unos segundos después con preocupación.—Es una piedra.— Contestó Yesenia, tomando la piedra con su mano derecha, —Alguien nos acaba de lanzar una piedra por la ventana.—Déjame ver quién hizo eso.— Ariadne trato de llegar a la ventana rota, para mirar al exterior y ver quién había ocasionado eso. —No. Puede ser peligroso.— Yesenia la tomo por la mano derecha y la miró a la cara, —Es claro que fue esa mujer... Daphne Denver.—¿Cómo puedes estar tan segura de eso? Quizás fue una simple broma de algún vecino.—¿De cuándo acá un vecino hace una broma, quebrando la ventana de alguien con una piedra?— Yesenia se mantuvo seria y revoloteo, —Ariadne, abre los ojos y ve la realidad. Está piedra es una clara amenaza en tu contra.—Ya esto se está saliendo de control. Mira creo que es mejor que vayamos a la policía y poner la denuncia.—La policía no sirve de nada acá. Lo único que nos pueden decir es que esa piedra no sirve de nada.—¿Entonces nos
—Si alguien lo lanzó por lógica tiene que ser una persona que habita allí.— Agregó Ariadne, apretando sus labios, —¡Es un horror! Antonio no se merece nada de lo que te está pasando.—Me gustaría acompañarte. Pero tengo que quedarme acá a cuidad a mi hija.— Clarisse la abrazo y le beso la frente, —Cualquier cosa me llamas. No dudes que si necesitas de mí, acá estoy. —Gracias. Aprecio mucho la amistad que me estás brindando.—Yo sé perfectamente lo que se siente estar en tus zapatos. Es desesperante. Pero te aseguro que vas a lograr salir de esa.Ariadne Lizbrook decidió no perder más tiempo y se fue rápidamente a la mansión Longwoth para finalmente ver qué había sucedido, ¿Cómo era posible que Antonio se haya caído de las escaleras? Y lo peor no era eso, sino que, ¿Por qué estaba él en la mansión?—Ariadne. No puedes entrar.— Le dijo Yesenia que estaba agitada y nerviosa.—¿Por qué?— Ariadne se imagino lo peor, —¿Él está...?—No. Él se encuentra fuera de peligro.— Yesenia la detuvo e
—Yo estaba siguiendo a tu hermana Yesenia tal y como lo mencione antes... ... Antonio se sumergió en sus pensamientos. Recordó cuando estaba en la comunidad en la que vivían las hermanas Lizbrook, con el objetivo de ir a ver a Ariadne. La estaba llamando a su número de teléfono y no contestaba. Finalmente observó en la camino a Yesenia Lizbrook que al parecer estaba hablando sola y se quejaba. No sabía las razones y sin embargo, tomo la iniciativa de seguirla ya que quizás podría llevarla hasta Ariadne. Un par de minutos después que para él fueron eternos, llegaron hasta una distinguida y elegante mansión. Ella se desapareció por el jardín, entrando por una puerta inmensa y por su parte, Antonio se quedó parado y trago saliva antes de entrar. —Es que no puedes permitir que Ignacio te siga haciendo eso. Eso fue lo primero que escucho Antonio al momento de entrar a la sala. Esa voz iba a ser el motivo para salir de ese lugar y se detuvo ya que provenía del segundo piso. —¿Q
—Ya te he traído al abogado del que te hable.— Ariadne entro a la habitación en compañía de este último, —Abogado Abelardo Gómez, él es Antonio y necesita de sus servicios.—Lo primero y principal es que me hables acerca de los hechos y así poder armar una buena defensa.— Dijo el abogado en un tono claro y profesional.—Yo no he hecho nada malo. Solamente cometí el error de meterme en esa mansión y ya.—Lamento decirle que la famila Longwoth es poderosa y está dispuesta a colocar una demanda por invasión de propiedad privada.— Le advirtió el abogado en un tono que preocupo a Antonio.—¿Qué se puede hacer en ese caso?— Ariadne estaba interesada en obtener una respuesta y una rápida solución.—Solamente nos queda armar una buena defensa y que pase lo que tenga que pasar, Antonio.—¿Cómo se te ocurre meterte a una mansión de un par de desconocidos?— Ariadne lo observaba, negando con la cabeza de un lado a otro, —Los dejo a solas para que puedan hablar en confidencialidad.Ariadne salió a
—Mi madre y tú anda con un misterio totalmente extraño desde hace un par de días.— Rodrigo tomó la mano de su padre. Ignacio se le quedó mirando, —¿Se puede saber cuál es ese secreto?—No es nada de que preocuparse y tampoco lo puedes saber.— Contestó Ignacio, liberandose del agarre.—Me preocupa más el hecho de que me digas que no lo puedo saber.— Rodrigo comenzó a caminar al ritmo de su padre, —¿Es algo totalmente grave?—Son cosas matrimoniales. Temas de esposa y esposo, ¿Vas a seguir insistiendo o tengo que anotarte eso en cuaderno para que no se te olvide?Rodrigo se quedó en silencio. Durante el trayecto de regreso a la casa estaba pensando en demasiadas cosas que ni siquiera le estaba prestando atención a su padre: El embarazo de su cuñada, el secreto de sus padres y su extraña actitud.—¿Me estás prestando atención o qué?— Ignacio elevó su voz y por ende su mal humor que era normal. Pero qué está vez era más alto, —Pareces que estás en las nubes, Rodrigo.—¿Es que ahora no pue
—Oye qué te está pasando. No quiero que me vuelvas a tomar de esa manera.— Yesenia retrocedió dos pasos atrás y lo miraba con confusión.—Yesenia si tú sabes sobre eso necesito que me lo digas. —Es que yo no sé nada ni siquiera sé de qué estás hablando, Rodrigo.—No quiero que me cambies el tema, Yesenia. Mis padres desde hace un par de días están actuando extraño y tengo las sospechas de algo terrible.—¿Algo terrible cómo qué? Mira ya tienes que entender que quizás tus padres tengan problemas o que...—¡Es que no me refiero a problemas matrimoniales!— Exclamó Rodrigo. Yesenia se le quedó mirando, —Ya van varias veces que encuentro a mi madre llorando y ella no quiere hablarme de lo que le está pasando. Me dice que no tiene nada, pero no me cambia la mentalidad de que si está ocurriendo algo.—Lo que tienes que hacer es darle tiempo a tu madre y estoy segura de que ella va a abrir su corazón.— Ella avanzó solamente un paso, —¿Crees que puedas mantener la paciencia hasta que tu madr
—¿Qué crees que haya sucedido verdaderamente?— Fue la primera pregunta que hizo Ariadne al momento de abordar el lado del copiloto del auto de Esteban Morales.—No estoy totalmente seguro de la situación.— Contestó él de manera inmediata, —Tenemos que ir al hospital para revisar la situación.—Es que me parece demaciado extraño la muerte de Antonio. Él estaba bien y me resulta imposibles que haya muerto de la nada.Ambos se quedaron en silencio durante todo el recorrido al hospital. Al momento de llegar mantuvieron la calma y observaron a varias personas en el exterior, inventando entrar y siendo impedidos por un grupo de enfermeras.—Claramente son periodistas que quieren publicar la noticia en sus respectivos canales o páginas de periódico.—¿Cómo esa gente hace para enterarse de las cosas tan rápido?— Ariadne estaba sorprendida.—Esas personas tienen ojos en todas partes.— Contestó Estaban, —Pero claramente muestran interés en este caso porque está relacionado a los Longwoth.—¿Cre