Capítulo 3: Verdad

El color negro azuloso reinaba el cielo, donde se podía apreciar a las estrellas y a la luna con la compañía de algunas nubes, dándole un paisaje de calma al hogar más peligroso que de toda Italia… una mansión fortaleza ubicada a las afueras de Verona, un lugar que era custodiado a todas horas por la gente más peligrosa y fuerte que el bajo mundo podría conocer.

Pese a que era de conocimiento general de que la mafia existía y reinaba el país, era extraño quien hacia algo en su contra porque las organizaciones más poderosas tenían el respaldo del gobierno e igual poseían algunas empresas respetables e influyentes en el mundo “normal” por lo cual era imposible rastrear sus movimientos y transacciones ilícitas, porque tenían una buena fachada que los respaldaba y la gran mayoría contaba con el apoyo de aliados fuertes.

La familia que reinaba en el mundo bajo era aquella que llevaba el nombre de Albani, una mafia con más de 400 años de antigüedad y en la actualidad tenia de líder a alguien muy joven, pero al mismo tiempo era muy talentoso e inteligente; ya que bajo su liderazgo el negocio había mejorado con sus efectivas técnicas de negociación, las cuales siempre daban resultados increíbles y extraordinarias.

El nombre de este joven era Scott Albani, quien era considerado un genio del bajo mundo; por ello su abuelo y padre no dudaron en casarlo cuando cumplió los 20 años de edad ya que deseaban atesorar esos genes y tenían la esperanza de que los hijos de él heredaran ese talento. Fue casado con una joven llamada Alejandra Tards, ya que esa familia tenía una buena posición económica en esos momentos e igual ayudo a obtener varios negocios lucrativos para los Albani. Pero conforme pasaba el tiempo notaron que tal vez habían hecho una mala elección ya que con casi 4 años de matrimonio esa mujer no había sido capaz de darle un heredero a la familia, ni siquiera hacer el esfuerzo de embarazarse; pero la situacion se volvió más delicada cuando una tarde se revelo la noticia de que él bebe que recién habia perdido esa mujer ni siquiera era de Scott… era de su amante, de su propio guardia de seguridad.

Obviamente que se le dio un ultimátum a esa mujer y pese a que Scott pidió que ya se deshicieran de esa mujer, no podían por los contratos de negocios que tenían con el padre de ella en esos momentos. Aunque en secreto Scott ya empezaba a buscar razones para que nadie le impidiera divorciarse de esa mujer.

Alejandra sabía muy bien que debía si o si quedar embarazada esta vez, ya que a Scott no le sería difícil encontrar una nueva mujer, ya que es un hombre realmente atractivo, de cabellera algo alborota y de color rubio, piel clara, ojos azules, fornido y alto; era el sueño de cualquier mujer ya que además de su buena apariencia, él poseía otro gran atractivo: ser millonario. Y si era sincera con ella misma, por esa razón se humillaba y suplicaba una oportunidad más, ya que se negaba a perder esa vida de lujos y derroches a la que se acostumbró tan rápido.

Justo en esos instantes se miraba a la peli naranja andar por la gran mansion Albani, donde dejo escapar un suspiro lleno de frustración debido a que su último plan fallo; en eso sus pies la llevaron hasta a oficina de su esposo, por lo que paso a saludarlo buscando retocar rápidamente su maquillaje y acomodar sus pechos para verse más provocativa, tras estar satisfecha con su apariencia toco la puerta.

- Pase – escucho que le decían del otro lado de la puerta.

 Al recibir la aprobación ella entro a paso lento, buscando contonearse al caminar hasta llegar al escritorio que estaba casi en un extremo de la habitación junto a los grandes ventanales que habia en la habitación.

- Hola mi amor – hablo empleando un tono coqueto en su voz.

- … - Scott dejo escapar un suspiro al escuchar su voz - ¿qué quieres ahora? – pregunto algo aburrido, mientras seguía con la mirada fija en los documentos que estaba revisando en esos momentos.

- Jeje, nada amor, solo quería estar un rato contigo – declaro a la vez que buscaba acercarse más al rubio.

- Oh… ¿entonces no has encontrado a alguien que te haga el favor y por eso me necesitas? – pregunto dejando de lado sus papeles para verla a los ojos.

- … - Alejandra hizo una mueca de disgusto – amor, eso es mentira, yo no…

- Ahora estoy ocupado y te lo dije aquella vez, puedes revolcarte con quien quieras ya no me interesas – dijo con voz firme.

- Pero Scott, ¿que pasara con nuestro bebe? – dijo algo angustiada.

- ¿Mio o de alguno de tus guardaespaldas? – pregunto aburrido el rubio.

- Obvio que tuyo.

- Interesante y ¿cómo? porque no hemos tenido sexo tras la confesión de tu ultimo amante hace medio año.

- ¡Idiota! – gritó molesta, a la vez que tomaba los papeles del escritorio y los tiraba al suelo, antes de girarse y salir de la oficina azotando la puerta.

- Ah… que fastidio… - hablo aburrido Scott, mientras se colocaba de pie para recoger los papeles del suelo.

- Yo digo que ya debes divorciarte de ella – escucho una voz familiar, provocando que sonriera de lado.

- Por eso te pedí ayuda no crees – dijo divertido el rubio mientras terminaba de recoger sus papeles - ¿y ahora que hizo?

- Que no ha hecho – dijo divertida la voz.

- Pensé que me darías tu reporte de sus acciones pasado mañana – opino divertido – pero si estás aquí, significa que ya te aburriste de jugar a la mejor amiga o te hizo enojar, ¿verdad Chloe? – pregunto divertido el rubio, observando a su prima recostada en el sofá de la oficina.

- No me he aburrido, ver a esa idiota intentar engañarte es super divertido – dijo mientras se sentaba y cruzaba la pierna con elegancia – pero esa se atrevió a amenazarme y eso es algo que no tolero, ya que esa no es nadie para hablarme así.

- … - Scott solo sonrió divertido ante las palabras de su nada mimada prima – ¿y que fue?

- Digamos que hice algo bueno por ti – dijo fingiendo una voz de inocencia.

- Te escucho – hablo el rubio, mientras se sentaba en su sillón.

- No sé cómo lo hizo, pero esa consiguió algo de tu esperma y trato de rentar un vientre para engendrar su boleto de salvación - comento aburrida.

- ¡Que…! - dijo algo asustado Scott – n… no me digas que…

- No tranquilo, engañe a esa estúpida enfermera y no insemino a la chica jajaja – indico alegre Chloe – hubieras visto su cara cuando vio que la prueba daba negativo.

- Eso explica porque el repentino gasto de casi 10,000 euros – hablo con calma Scott – bueno no veo nada de malo en eso, con esa prueba al fin puedo deshacerme de ella.

- Obvio primito y aquí tienes todas las pruebas que necesitas – dijo colocándose de pie y entregándole una carpeta con todos los documentos relacionados – pero te sugiero no actúes enseguida, ya que sabes los trucos baratos que esa usa para buscar salvarse.

- Hm… cierto, supongo que puedo seguir jugando un poco más, así que dile a Alejandra que si le creo y que espero con ansias el primer ultrasonido de nuestro hijo – dijo sonriendo de lado – quiero ver con que idiotez nueva nos sorprenderá.

- Por supuesto – dijo ella sentándose en el escritorio y guiñándole el ojo – cuenta conmigo para que esa siga pensando que puede engañarte.

- Claro – dijo sonriendo de forma divertido.

- Y yo cuento con mis regalos, primo – dijo de forma coqueta guiñándole el ojo.

- Cierto, aquí está el de la vez pasada – indico sacando del cajón de su escritorio una caja de madera de roble con detalles en oro y colocándolo sobre este – el arma especial para el tío, justo como la pediste – indico abriendo y revelando una pistola antigua.

- Weee gracias primo, con esto ya tengo el regalo de aniversario de papá y ahora te encargo el de mi madre – dijo tomando la caja y saliendo de la oficina.

- Supongo que aún le seguiré el juego por un rato más y luego podre deshacerse de ella – opino el rubio para sí mismo, antes de retomar su lectura esperando ya no tener interrupciones.

En otra parte de Italia, justo en esos momentos Karen estaba reorganizando su vida y pensando sobre lo que debería hacer de ahora en adelante, ya que por su nueva condición no era muy viable comenzar con su nuevo trabajo como un cuerpo activo de la policía, porque eso implicaba combatir de frente con los villanos y estar en excelente condición física para perseguirlos, lo cual no podría hacer de forma descuida porque si la golpeaban o lastimaban podría sufrir algún tipo de aborto o lastimar al bebe.

En eso, sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar que alguien tocaba la puerta de su habitación.

- Am… hola… - saludo de forma distraída Diego, abriendo la puerta sin esperar a que le contestaran.

- … - Karen solo se limitó a observar sus acciones, mientras levantaba una ceja, ya que esa era la primera vez que él la visitaba en su habitación.

- Am… yo… - Diego no sabía cómo empezar una conversación con ella, se sentía ridículo… más ahora que notaba el gran muro que existía entre ellos, gracias a su propia actitud.

- ¿Quieres sentarte? – le pregunto señalando la silla que estaba a su lado.

- Gracias… - Diego acepto la oferta y se sentó al lado de su hija – am… yo… es difícil, supongo que he actuado como un… como lo dirías tu… am…

- ¿Cretino? – pregunto Karen alzando una ceja.

- Si, un cretino que no sabía cómo actuar o educar a su hija – dijo de forma triste, mientras fijaba su mirada al suelo – sé que he sido un maldito y te e juzgado durante todo este tiempo, donde a veces parecía que no me importabas, pero…

- No te preocupes por eso.

- Pero si me preocupo y lo que me enoja es que te tuvo que pasar algo grave, para que me diera cuenta de lo injusto que actué contigo.

- Descuida, ella siempre se encargó de llenar ese vacío que creaste.

- Si… tu madre es maravillosa y excepcional – opino sonriendo de lado – tanto que me ha aguantado todos estos años pese a como soy – dijo mientras dejaba escapar un suspiro – pero ya no más – dijo alzando la vista y mirando a los ojos a su hija – porque ahora te puedo asegurar que cuentas conmigo para lo que necesites.

- Descuida puedo arreglármelas sola – dijo con calma Karen – pero gracias por el interés.

- … - Diego sonrió de forma melancólica – sé que así lo harás, pero prométeme que si en verdad lo necesitas no olvides que tu madre y yo te apoyaremos en lo que podamos – y tras esas palabras se colocó de pie y salió de la habitación cerrando la puerta detrás suya, al mismo tiempo que se encontraba de frente con su esposa sonriéndole de forma cálida.

- Eso fue algo lindo – dijo ella.

- ¿Y de qué sirve?, es obvio que no me cree…

- Diego es obvio que te contestara de esa manera – busco animarlo - no todo se resuelve de la noche a la mañana y tú lo sabes – hablo con calma, mientras tomaba de la mano a su esposo – tranquilo, aprecio tu nueva actitud y esas lindas palabras que le dedicaste a tu hija.

- Gracias Elena – le contesto sonriendo de lado.

- Bueno ahora como buenos padres, nos toca esperar y ayudarla en cada acción y decisión que tome.

- Cierto y gracias por todo amor – dijo dándole un beso en los labios.

Karen sonrió de lado, ya que había escuchado todo desde la puerta de su habitación, realmente le agradaba ver que ahora sus padres ya no se peleaban tan seguido y eso le alegraba por lo que ahora solo debía concentrarse en lo que importaba en ese momento, su propio futuro.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo