—¿Disculpe?
—Rachel Novoa, su apellido de soltera es Santana.
La tensión en el rostro de Samuel es notoria.
—¿Qué necesita?
—Mi clienta pide de buena manera que haga llegar el dinero que corresponde del mes, en caso de que se niegue…
—¡Pero si le dije que Fernanda está grave! ¡Está en el hospital! ¡¿Y ella sigue haciendo un berrinche por ese dinero?! ¡Ni siquiera le hace falta!
—A usted no le importa si ella lo necesita o no, el dinero es de ella, al fin y al cabo.
—Oiga, a ella no le importa ese dinero, solo quiere afectar a Fernanda porque no soporta que yo la cuide.
—Señor Escobar, sus especulaciones no me interesan. A mí solo me interesa que mi clienta reciba lo que es suyo por derecho.
—Pero.
—Entonces en caso de que se siga negando a pagar, le haré llegar la citación a tribunales.
—¡Ustedes no pueden hacer eso!
—Tenga un buen día señor Escobar.
Kevin se retiró dejando a Samuel con la palabra en el aire, aún quería alegar todo lo que él pensaba. Siente miedo, no lo puede negar, p