Capítulo 890
Mariana había estado en la habitación durante mucho tiempo, sin que Walter regresara. Cuando se levantó para salir, la puerta se abrió y apareció Abril, quejándose.

—¡Te dije que no te preocupes! ¡Con el año nuevo a la vuelta de la esquina, y con la mano así, ya no puede ni cuidarse!

Mariana se quedó paralizada. Detrás de Abril, vio a Walter con la mano derecha vendada, colgando a un lado.

—¿Qué pasó? —preguntó Mariana, acercándose un par de pasos, confundida.

¿La mano derecha? ¿No era la que usó para sostenerla ayer? ¿Se habrá lastimado el hueso?

Hoy, cuando lo vio conducir, no parecía tener nada grave, solo un poco hinchada.

—Él, bueno, estaba ayudando a alguien y se golpeó la mano sin querer. Ya estaba un poco hinchada antes, y cuando le pregunté cómo se lastimó, no me dijo. El doctor dijo que se había lastimado el hueso y que necesitaba un yeso, ¡que no la moviera! Pero él no quiso, solo se la vendó.

Mariana escuchaba sin entender del todo. ¿Qué? Necesitaba un momento para procesar
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