Nerea apretó la mano de Mariana y sonriendo le dijo: —Pero, ¡no lo ignores!
Mariana se sintió un poco avergonzada. Después de tantos años conociendo a Walter, nunca le había dado un golpe ni lo había insultado de verdad. No era algo que ella pudiera hacer, y su abuela lo sabía.
En cuanto a ignorarlo...
Mariana miró a Walter con melancolía, y justo en ese momento, él también la miró.
Sus miradas se encontraron, y en sus ojos había una calma profunda.
Mariana recordó el contrato de tres meses que había firmado con Walter.
Está bien. No vale la pena complicarse. ¿Quién le manda a ser tan blanda?
—Entendido, abuela —Mariana sonrió, con una expresión suave.
El ánimo de Nerea se iluminó de inmediato. Walter, por su parte, también sintió un alivio inexplicable.
Abril se levantó y le dijo a Walter: —Walter, sal un momento, mamá quiere hablar contigo.
—Está bien —Walter salió con ella.
Mariana observó las figuras de ambos, pero Nerea la sacó de sus pensamientos: —Mari, no te quedes mirando, cué