Más allá de las palabras, Mariana era su persona, no había necesidad de tener reservas.
Hadya también miraba a Mariana, las lágrimas cayendo en un torrente. Mariana desvió la mirada, y como era de esperar, escuchó a Fabio decir:
—Señor Guzmán, en realidad... Jimena no es nuestra hija biológica, la adoptamos.
Mariana miró a Fabio. Como lo sospechaba, Walter no sabía nada de esto.
Al escuchar esas palabras, quedó paralizado por un instante. Solo un instante.
Había oído rumores de que en Yacuanagua había una joven de una familia prominente que no era hija biológica. Todos especulaban sobre quién podría ser, pero nunca imaginaron que se referían a Jimena, porque la familia López la había tratado siempre con tanto cariño.
—Quizás no lo sepas. Después de que perdimos a Rania, mi esposa estaba como si hubiera perdido el alma. La única razón por la que ha podido seguir viviendo es porque Jimena ha estado a su lado.
—Jimena es su vida, su todo... y ahora Jimena... ¡está a punto de no poder segu