—No salgas —advirtió Walter a Nerea, y de inmediato se llevó a Mariana afuera.
Nerea se detuvo en seco.
Pensó que Walter no lastimaría a Mariana. Seguro que tenían algo que hablar.
Nerea se asomó silenciosamente por la ventana y vio cómo Walter apoyaba a Mariana contra la columna frente a la puerta.
Los ojos de Nerea brillaron y, sin poder contenerse, soltó una risa antes de regresar al sofá, donde esperó en silencio.
Mariana frunció el ceño, mirando cautelosamente a Walter, con una mirada llena de hostilidad.
Walter estaba emocionalmente alterado, con la cabeza baja y apoyado en la columna, preparado para hablar.
Pero en este momento frente a Mariana, se sintió como si tuviera un nudo en la garganta, sin saber cómo comenzar.
—Mariana, voy a repetir lo que dije antes —Walter apretó los labios, mirando seriamente a los ojos de Mariana—. Anoche no acepté la propuesta de matrimonio de Jimena.
Mariana mostró una expresión indiferente. Ella ya lo sabía. ¿Por qué seguir repitiéndolo?
—Ahora