Después de eso, Mariana le envió a Yolanda un emoji de abrazo. Yolanda también respondió con un emoji de abrazo.
Mariana: [Te espero en casa.]
Yolanda: [Bien, hermana, pronto. ¡Terminado el trabajo, vuelvo!]
Mariana apagó su teléfono. Pronto llegó a la familia Chávez.
Eran las once en punto. Mariana bajó del coche y devolvió la chaqueta de Walter al asiento del coche.
Hoy su atuendo realmente era sexy: una falda con una chaqueta de piel, mostrando un aire noble en todos los sentidos. Aunque su maquillaje ya no era tan delicado, todavía superaba a todas las damas de la alta sociedad de Yacuanagua.
Mariana miró cómo el coche de Walter se alejaba; parecía aliviada. Sintió el impulso de quitarse los zapatos altos y entrar, pero luego pensó que era invierno... demasiado frío, así que decidió mejor entrar con los zapatos puestos.
Al abrir la puerta del apartamento, escuchó la risa de Catalina: —Tienes que admitir que este niño es realmente impresionante.
—Tampoco sabemos si el hijo que Mari