Mariana miró por la ventana, sin querer prestarle atención a Yahir. Aunque él la llevara a casa, ella aún iría sola al instituto de investigación más tarde.
Después de todo, había asumido la responsabilidad del instituto, y debía hacerse cargo de él.
¡Mientras se esforzara, los resultados de la investigación llegarían pronto!
—Por cierto, si señor Guzmán vuelve a mencionar la recompensa, ¿cómo debería comunicarme al respecto? —Yahir miró a Mariana.
Mariana levantó la vista. ¿Recompensa?
Walter era un hombre persistente. Si tomaba una decisión, era difícil que alguien cambiara de opinión.
Mariana respondió: —Transfiere su información directamente a mí, y a partir de ahora, yo me comunicaré con él.
—Bien. Pero debería ser Simón quien se comunique —Yahir le informó.
Mariana asintió. —Entendido.
Pronto llegaron a la casa de la familia Chávez, y Mariana estaba a punto de bajarse del coche.
Yahir la advirtió: —Te estaré vigilando desde la puerta, no pienses en ir al instituto.
Mariana se que